La ausencia de símbolos religiosos en la puesta de largo de Pedro Sánchez como presidente de España evidencia su intención de gobernar sólo para una parte de la población. El laicismo es el lazo amarillo del nuevo mandatario, que al prescindir de la Biblia y el crucifijo en el acto protocolario advierte a los católicos de que frente al Libro sagrado y al redentor contrapondrá una ideología espiritualmente ágrafa que no se siente culpable de sus crímenes. El socialismo pasa por ser el hermano moderado del comunismo, pero en realidad ambos sistemas tienen la misma raíz totalitaria. Lo que quiero decir es que Sánchez es Brézhnev con cuatro vasos de vodka menos.
En el ámbito del debate es posible que el laicista revierta el axioma a fin de darle la vuelta para que parezca que el catolicismo es el lazo amarillo de un país aconfesional. Está en su derecho, pero lo cierto es que en la vida real cambiar el orden de los factores altera el producto. Pon si no a Keylor de pivote y a Casemiro con las manoplas. De manera que el laicista utilizaría un argumento falaz porque la religión de la alegría no se impone por decreto ley, sino que se expande por emulación. Y con plena aceptación de las reglas del juego: mientras el socialismo mantiene viva con medidas políticas la animadversión del jornalero al obispo, el obispo cuida de la vid sin cuestionar la reforma agraria.
La inquina del socialismo a la Iglesia católica se explica si se tiene en cuenta que ningún obrero reza en la casa del pueblo. En el mejor de los casos, una ponencia marco del comité federal del PSOE generará ilusión en las bases, pero la ilusión es el trampantojo con el que laicismo sustituye a la esperanza, que es una virtud netamente cristiana. Y, como tal, el asidero de los pecadores. El militante socialista tiene claro que si no se atiene a la disciplina de partido le suspenderán de militancia, esto es, le excomulgarán por lo civil, en tanto que el feligrés sabe que por más que peque tiene abierta la puerta del perdón. Sabe, y eso le calma, que el vicario general no es el secretario de organización de la diócesis.