30 de mayo, Fernando III el Santo, gran santo seglar al que rendiremos nuestro particular homenaje proponiendo una comparación entre lo que hace un cristiano auténtico y lo que hacen otros que no llegan a su altura.
 


Empecemos por decir que se necesitaron nada menos que 500 años para que Castilla reconquistara la mitad del terreno perdido ante los moros. San Fernando sube al trono en 1217 y, después de hacer frente con tanta dignidad como firmeza al mal bicho de su padre Alfonso IX y tener la suerte de que se muriera, inicia su propia reconquista siendo ya Rey de Castilla y León. Pues bien a él le bastaron ¡20 años! para anexionarse casi igual extensión de territorios que sus antepasados en quinientos.
 
Más cosas. Su valentía, su nobleza... estimularon a sus dos vecinos los reyes de Aragón y Portugal a acabar sus propias reconquistas logrando que al morir San Fernando, el mapa político de Península cambiará completamente, quedando sólo en poder de los moros esa franja meridional que constituyó el sultanato de Granada, y eso únicamente porque el rey granadino se apresuró a hacerse vasallo de San Fernando evitando así su anexión definitiva.
 
Pero la historia no se acaba aquí. En el año 1252, reunía un gran ejército en Sevilla, con el que se disponía a someter a Marruecos. Solo su muerte, ocurrida en ese mismo año, truncó sus planes. De haberlo conseguido nuestro mundo de hoy sería muy distinto.
 
Y aun podemos comparar más. Ya hemos visto que a la muerte de San Fernando, solo quedaba la franja granadina (ya vasalla) por reconquistar. ¿Cuánto tiempo permanecerá en esa situación?  Cualquiera hubiera pronosticado que sería cuestión de pocos años.  Pues bien, se necesitaron ¡200 años¡ para  acabar con ella. Y esto porque surgió otro cristiano auténtico (en este caso cristiana) llamada Isabel la Católica, que si no...
 
Y sólo hemos comparado la faceta guerrera de San Fernando; podríamos hablar de la gubernativa, de la política, de la artística (fue en su tiempo cuando se comenzaron las catedrales de Burgos, Toledo, etc.), de su faceta intelectual, etc...
 
No pretendemos decir con todo esto que siendo santo se es automáticamente triunfador. Contemporáneo del rey castellano, fue su primo el rey San Luis de Francia, conocido por sus fracasadas cruzadas a Tierra Santa y a Túnez… ¿entonces? Lo que afirmamos (y suponemos que todos estarán de acuerdo) es que cuando al genio se le superpone la santidad, no hay ser humano que se le pueda comparar. Y consecuentemente se "produce" una creación cristiana sin par de la que todo cristiano (y nos atreveríamos a decir todo ser humano) debería sentirse legítimamente orgulloso.
 
Los Tres Mosqueteros