Año del Señor 2018
1 de mayo 

Hola, buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              

EL JAZMÍN QUE ABRAZA AL CORAZÓN DE JESÚS

Cuando se cubrió el claustro principal del convento poniendo una especie de tejado de cristal, se aprovecharon las obras para renovar también el suelo. 

El suelo era de asfalto, muy viejo, así que se enlosó y, bordeando el pozo central, se pusieron unas jardineras, llenándolas de plantas pequeñas: varias ramas de jazmín, hibiscus, helechos...

Antes de esta obra, en el claustro teníamos una imagen del Corazón de Jesús, de tamaño medio. Pero, con la nueva estructura, no sabíamos dónde colocarle. Preguntamos al arquitecto, y lo puso en una esquina del brocal del pozo. Al principio nos parecía un poco rara su ubicación, pero así quedó.

Han pasado casi tres años de esto, y hoy vemos claro por qué el Señor quiso estar ahí:

Muchas plantas han crecido, otras se secaron y otras las repusimos, pero la que ha perseverado en su floración exuberante cada año, ha sido el jazmín.

Suben sus flores por todo el el arco de la polea, cubren el brocal totalmente... Es como si abrazaran al Corazón de Jesús tantas flores blancas. El aroma es tan intenso que sube por pasillos y dependencias del convento, hasta donde están los dormitorios y por la iglesia…

Este hecho tan silencioso y bello de la naturaleza, me ha hecho ver en la oración que así es el buen olor del Corazón de Cristo: siempre puro, siempre blanco y muy intenso; su olor invade todos los rincones del alma con su gracia. No es que Él solo quiera rodearse de lo que es puro y limpio, pues “ha venido a salvar lo que estaba perdido”. Jesús siempre está acompañado de nuestras debilidades y pobrezas, y le gusta estar entre ellas para darles luz y redimirlas. ¡Es su gozo y alegría…!

Pero tantas florecitas blancas de jazmín nos están hablando un poco de cómo es Jesús por dentro. Y esto todo nos lo quiere regalar: su belleza, su amor, su dulzura y santidad…

Hoy el reto del amor es que nos paremos ante algo que tenga el buen olor de Cristo: las flores, los campos, un niño con su mirada limpia, una persona mayor que nos sonríe con el candor de sus años… Una simple florecita nos puede despertar la acción de gracias y la alabanza a nuestro Dios, pues nuestro Señor es realmente Bueno.

VIVE DE CRISTO


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¡Feliz día!

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