El término fichaje, dentro del lenguaje futbolístico, hace referencia al contrato de un deportista que, entre otras cosas, implica visualizar, buscar perfiles. Ya sea para los que apenas caminan hacia volverse titulares o figuras bien establecidas que darán paso a una nueva etapa o equipo. Pues bien, dicho término podría ayudar a que los partidos políticos sepan elegir a quiénes invitar como candidatos(as), no refiriéndonos a la parte contractual pues no aplica, sino a la evaluación previa, sabiendo buscar en universidades y otros espacios, jóvenes que quieran intervenir en la política. Y no solamente saber elegir, sino prepararlos desde un enfoque formativo y de alto nivel académico.
Toda sociedad democrática, requiere de partidos políticos. Es verdad que han surgido las candidaturas independientes, lo cual, a su vez, resulta positivo, pero es un hecho que se siguen requiriendo y eso implica que dentro de cada uno de ellos se recupere un aspecto que existió en algún momento: centros de capacitación; es decir, una estructura que permitía que los miembros del partido recibieran mayores elementos educativos. Aunque la cuestión de la corrupción persistió, porque el proceso democrático no elimina de golpe todos los problemas, sentó las bases de una generación de políticos que, cuando menos, aprobaron ciertas reformas institucionales que favorecieron la democracia; sobre todo, en el contexto latinoamericano, luego de las dictaduras durante el periodo de la Guerra Fría.
Las candidaturas deben quedar en manos de personas con un historial de liderazgo y servicio. Por ejemplo, tantos jóvenes de los consejos estudiantiles universitarios que, con gran empeño, buscan mejorar el contexto de la propia universidad y que, de ser considerados por los partidos, podrían madurar en su visión y, entonces, aportar. Nombrar a personas que no cuentan con dicho historial, es un riesgo potencial.
Hay que buscar, porque no se puede nombrar cuando hay otros intereses. Se trata de institucionalizar los procesos internos de las precandidaturas, generando transparencia y un verdadero fichaje que considere pruebas de confianza, habilidades y actitudes abiertas hacia un proceso de especialización. Así como hay que hacer prácticas profesionales para obtener una licenciatura, del mismo modo deberían cubrirse ciertas condiciones antes de ser candidato. Visualizar perfiles, buscar hombres y mujeres con historial de participación sociopolítica, ayudaría a reducir los índices de corrupción. Se trata de formar, evitando improvisar, pues de ellos dependerán las grandes decisiones. Es hora de avanzar en reformas internas de los partidos que permitan cambios significativos.
Toda sociedad democrática, requiere de partidos políticos. Es verdad que han surgido las candidaturas independientes, lo cual, a su vez, resulta positivo, pero es un hecho que se siguen requiriendo y eso implica que dentro de cada uno de ellos se recupere un aspecto que existió en algún momento: centros de capacitación; es decir, una estructura que permitía que los miembros del partido recibieran mayores elementos educativos. Aunque la cuestión de la corrupción persistió, porque el proceso democrático no elimina de golpe todos los problemas, sentó las bases de una generación de políticos que, cuando menos, aprobaron ciertas reformas institucionales que favorecieron la democracia; sobre todo, en el contexto latinoamericano, luego de las dictaduras durante el periodo de la Guerra Fría.
Las candidaturas deben quedar en manos de personas con un historial de liderazgo y servicio. Por ejemplo, tantos jóvenes de los consejos estudiantiles universitarios que, con gran empeño, buscan mejorar el contexto de la propia universidad y que, de ser considerados por los partidos, podrían madurar en su visión y, entonces, aportar. Nombrar a personas que no cuentan con dicho historial, es un riesgo potencial.
Hay que buscar, porque no se puede nombrar cuando hay otros intereses. Se trata de institucionalizar los procesos internos de las precandidaturas, generando transparencia y un verdadero fichaje que considere pruebas de confianza, habilidades y actitudes abiertas hacia un proceso de especialización. Así como hay que hacer prácticas profesionales para obtener una licenciatura, del mismo modo deberían cubrirse ciertas condiciones antes de ser candidato. Visualizar perfiles, buscar hombres y mujeres con historial de participación sociopolítica, ayudaría a reducir los índices de corrupción. Se trata de formar, evitando improvisar, pues de ellos dependerán las grandes decisiones. Es hora de avanzar en reformas internas de los partidos que permitan cambios significativos.