Según parece, un colectivo de transexuales, marikas y bolleras está preparando un acto de bienvenida al nuevo Obispo de San Sebastian, Monseñor Munilla. Si alguien piensa que el uso de los términos antes utilizados contiene algún tipo de discriminación o es una manifestación del futuro delito de homofobia, está muy equivocado.
La propia denominación de este colectivo es ya una evidencia de que estamos ante un grupo queer: precisamente, la teoría queer utiliza el lenguaje de forma que reconvierten términos antes considerados despectivos como bandera para sus reivindicaciones y seña identitaria para visualizarse.
Pues bien, la "gravísima acusación" que piensan lanzar sobre Monseñor Munilla, HETEROFASCISTA, es algo más que un simple palabro de los que acostumbran a usar estos colectivos, y contiene en sí mismo un completo resumen de los fundamentos que sustentan el "pensamiento" queer.
La obra de referencia para esta corriente, la más radical dentro del universo de la homosexualidad, es "El pensamiento heterosexual", de la militante lesbiana francesa Monique Wittig, publicada a principios de los años ochenta del pasado siglo. Pues bien, en esta obra Wittig hace una relectura de las estructuras marxistas y de la filosofía de Foucault para venir a establecer la heterosexualidad como un discurso de dominación.
Tomando las viejas luchas de clase marxistas, la obra establece un paralelismo entre la vieja dialéctica de la dominación por los medios de producción y la traslada al ámbito de la sexualidad, estableciendo una suerte de clase o discurso dominante en las relaciones de poder, al que denomina el "pensamiento heterosexual", que vincula a las estructuras patriarcales, al machismo y a la explotación y dominación, y otro ámbito de discruso que pugna por su liberación, que no es otro que aquel en el que las identidades sexuales se construyen libremente sin ningún tipo de sometimiento a ningún poder dominante.
De este modo, el "pensamiento heterosexual" se asimila con facilidad al fascismo entendido como discurso de dominación totalizante, que impone unas identidades preestablecidas e impide la libre construcción por parte de los individuos de las suyas propias. Y así, en el colectivo queer se asimila lo heterosexual a una dominación social de tipo fascista. Y según esta teoría, Monseñor Munilla es un "heterofascista"
Afortunadamente para la inmensa mayoría de los ciudadanos españoles, la naturaleza grita con fuerza cual son los impulsos que la especie reclama para su propia supervivencia, lo cual tiene una muy difícil contestación sea desde el ámbito que sea.