Año del Señor 2020
6 de noviembre 
 
Hola, buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día. 
                                                           
¡SÍ, SEÑOR, HE FALLADO!
 
El otro día cometí una falta hacia una hermana y me salió enseguida, y esto sin previa reflexión, la disculpa; es decir, el justificante que atenúa la culpa, ¡y esto cuando iba a pedir perdón!, ¡que ya me parecía mucho!... Y le dije a mi hermana: “Lo siento, pero fue porque esto o aquello me hizo actuar así”…
 
Después, en la oración, el Señor me hizo ver que esta forma de pedir perdón no satisface al ofendido y menos a Dios, que es con quien el que ofende se querría justificar… 
 
Y siempre la Biblia, con sus Palabras de vida eterna, me salía al paso para enseñarme las actitudes correctas, que agradan a Dios…
 
En el Génesis se nos cuenta el pecado de Adán y Eva, ante la prohibición de Dios, de comer del fruto del árbol… Dice Eva: “Es que la serpiente me dio del fruto y comí”; y Adán, no menos se disculpa: “Es que la mujer que me diste, me dio y comí”… Solo la serpiente no se justifica: “Sí, yo les tenté y cayeron”… Y vemos que a Dios no le valieron estos atenuantes, porque castigó al hombre y a la mujer, y es que Él juzga los hechos e intenciones, y no las disculpas. A aquellos, solo es Él el que les aplica la misericordia y el perdón…
 
Y más adelante vemos a David, que cometió dos faltas graves contra su prójimo: un homicidio y un adulterio… Cuando el profeta, de parte de Dios, le pone ante la cara su pecado, no se defiende (por ejemplo: “Es que la pasión me cegó y caí”), sino que confesó a boca llena: “He pecado contra Dios y mi prójimo”. Y Dios, ante su veracidad, sí le impuso el castigo propio de su pecado, pero lo más importante: ¡lo perdonó; es decir, le devolvió la amistad con Dios!…
 
Y pensaba: ¡qué importante es el amor a la verdad, en nuestras faltas, para ser acogidos de nuevo en el Corazón de Dios!… Nada de: “lo hice porque tal o cual; o tiene su justificante, en los estímulos malos, fuera de mí: ‘¡pero yo no lo quería!’…”
 
Si a Dios le agradó David, fue, no porque no fuera grave su falta, sino porque caminaba en la vida en verdad, de cara Dios y no de cara a sí mismo…
 
Hoy el reto del amor es aceptar que soy débil y no perfecto, y asumir mis fallos, con verdad, porque así Dios, y el hermano, siempre me darán su perdón, y ellos serán los que acojan mi falta, con amor...
 
VIVE DE CRISTO
 
CALENDARIO “VIVE DE CRISTO 2021”
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¡Feliz día!
 
 
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