La revista de negocios americana Forbes saca de vez en cuando estadísticas que quizás no sean muy acertadas (otras veces seguramente sí) pero que sin duda se hacen muy populares por el prestigio de la revista y porque, prácticamente, todos los que cuentan en sociedad quieren dar la impresión que la leen. Publican listas de las y los más millonarios del mundo, y de las y los más poderosos también, y de ahí el porqué de este artículo: Recientemente han publicado la lista anual de los más poderosos del mundo y leo que en la lista aparece en el número 11 el Papa Bendicto XIV.
Viene después de otros 15, encabezados por Obama (¿Alguien dudaba de quién sería?) y seguido por personajes como Hu Jintao (presidente chino), Putin, Bernanke (jefe de la reserva federal americana), Brin y Page (fundadores de Google), el mexicano Carlos Slim, Bill Gates, el financiero Murdoch, el rey de Arabia Saudí, etc. Y viene seguido de cerca por Berlusconi, el presidente de la compañía General Electric, Angela Merkel, Hilary Clinton, Lula da Silva, y un largo etcétera hasta 67 miembros de todo el mundo que componen la lista, entre los que están Hugo Chavez y la presentadora de TV americana Oprah Winfrey, pero donde no he encontrado el nombre del presidente Zapatero (a pesar del evento cósmico por el que estamos pasando, según sus forofos), quizás es que no he mirado bien...
Esta lista es siempre curiosa e interesante de leer, teniendo en cuenta que hay que tomarla con cierto sentido crítico (además de cierto sentido del humor), porque los criterios usados para seleccionar los candidatos son de aquella manera. En el caso del Papa, explica que es el lider de un grupo religioso de más de mil millones de personas, la Iglesia Católica, "que es la más antigua y más grande multinacional". Dicho criterio, como se puede ver tiene parte de verdad, por lo grande que es la Iglesia; parte de estrambótico, por compararla con una multinacional como la Nestlé, Sony o IBM; y parte de triste por la reducción que se hace de la figura del Papa como un empresario más.
Cierto es que en otras épocas algunos Papas quisieron medir su poderío comparándolo (y superando) el de los señores temporales de su tiempo, pero esa mentalidad ya quedó atrás hace mucho... Si es esa la mentalidad que ha guiado a los autores de Forbes, poniéndolo en el 11º lugar por motivos meramente mundanos, pues que pasados de moda están estos tipos. Por otro lado, tempoco les podemos exigir mucha visión sobrenatural a los autores de una revista económica. Pero, por poco sentido común que se tenga, comparar al Papa con Hilary Clinton, Carlos Slim o Hugo Chavez, lleva a recordar el dicho que "las comparaciones son odiosas".
Si el Papa tiene hoy en día algún poder, es espiritual, y en este sentido no pega ni con cola en la lista de los gerifaltes mundanos. Su autoridad, lo sabemos bien los que estamos en la Iglesia, no viene ni de su fortuna, ni de lo mediático que es ni del poder de sus ejércitos, sino de la autoridad espiritual que tiene, que nos lleva a obedecerle (libremente, que nadie nos obliga) porque es el dulce Cristo en la tierra y porque en él vemos al Vicario de nuestro Redentor, que nos guía por los caminos de la salvación. Esto es algo que los que no tienen fe nunca podrán entender y se asombran que nos entusiasmemos igualmente con un Papa anciano y poco mediático, y con otro vigoroso y gran comunicador. No entienden que nos da igual uno que otro mientras sea el Vicario de Cristo.
Todo esto es un poderío que no es mundano porque en el mundo no se sostendría. El primero de la lista, Obama, gasta en asesores de imagen lo que el Papa nunca soñaría en gastarse en todo su pontificado en cosas más útiles. También él pasará, como pasaron otros presidentes y mandatarios, y quizás deje buena huella, pero ya se encargarán sus adversarios políticos de empañar su memoria. Al Papa le da igual premios nobeles o pasar a la historia o tener una buena imagen televisiva, lo que le interesa es el ofrecer su vida por el bien de la Iglesia (cosa que hace cada día, a su avanzada edad) y por encima de todo la salvación de las almas, sabiendo que su trabajo es útil y eficiente en el procurarla. Y eso le da una autoridad espiritual que ya la quisieran muchos potentes de la tierra...