Año del Señor 2018
22 de marzo 

Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              

FE Y RAZÓN 

El día de san José, como es solemnidad, se levanta la abstinencia y el ayuno. Así que, ese día, en el desayuno hubo cosas especiales: en el plato me encontré un trozo de bollo tipo “plum cake” y, al lado, cuatro canutillos de barquillo. 

Desayuné la mitad del bollo y la mitad de los canutillos, y guardé el resto para la noche. Los dejé en un plato, poniendo debajo los canutillos (buenísimos y muy crujientes) y encima el bollo. 

Cuál fue mi sorpresa al descubrir, por la noche, ¡que el bollo había ablandado los canutillos! Parecían de chicle; ¡con lo crujientes que estaban por la mañana...! 

Me di cuenta de que, el orden en que los puse en el plato, fue lo que hizo que el bollo no dejara a los canutillos seguir siendo crujientes. 

Mirando lo sucedido, descubrí que esto es lo que a veces hago en mi vida con la fe y la razón. La fe son los canutillos, la fe es viva, alegre, dinámica, da vida...; el bollo es la razón, lo que es más espeso, dulce, sabroso. Los dos en sí son buenos; la fe y la razón son necesarias en nuestra vida. El problema es en qué orden las ponemos en nuestra vida. 

Cuando nuestra razón es la que está por encima de nuestra fe, entonces vivimos una fe razonada, que no está mal, pero que no acaba de hacerte feliz. Todo está calculado, pesado, controlado. La razón, al final, es humana, y tiene que estar siempre a nuestro servicio, no sirviéndola nosotros a ella. Esto fue lo que ocurrió en mi plato: puse el bollo encima... y los barquillos se quedaron rancios.  

En cambio, la fe de vivencias, la que vives desde el corazón, ésta te da vida, alegría, entusiasmo, confianza... es un motor que te hace hacer locuras, pero en esas locuras sientes que tu Dios te ama y que eres feliz. 

Jesús actuaba siempre desde la fe, desde esa oración que tenía con el Padre. La fe y la razón son necesarias, pero nunca la razón por encima de tu fe. 

Hoy el reto del amor es dejar que tu fe sea más fuerte que tu razón, que hagas una locura de fe y no tengas miedo aunque la razón te diga que estás loco. Ora un poco y escucha a Cristo que te habla dentro de ti. Y después haz lo que te pide Él.

VIVE DE CRISTO 


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¡Feliz día!

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