Es un genial invento de los tiempos. Hasta ahora había venido siendo al revés: el que quería mandar, el que quería imponer su dominio y su gobierno, hacía ostentosas demostraciones de fuerza cuya máxima expresión eran la opresión, la guerra y la victoria. En el mundo animal, son esos gallitos que se pavonean (o “esos pavitos que se gallonean”) ante la gallina a la que quieren seducir, abducir, inducir, introducir o reducir, elijan Vds. el verbo. Entre nosotros aún hoy quedan algunas manifestaciones como, sólo a modo de ejemplo, las maniobras militares que las naciones más poderosas realizan para advertir a aquéllas que osan instalarse en la provocación.
Pero hoy las cosas están cambiando. Tal vez tenga que ver con la atribulada historia del ser humano, cansado ya de guerras atroces que terminan con el exterminio de millones de personas. Tal vez tenga que ver con la sociedad de la imagen y de las comunicaciones que se impone cada día con mayor rotundidad. Tal vez tenga que ver, y mucho, con la envidia que suscita el que se nos aparece como el mejor y el más fuerte. Y en todo caso, está muy relacionado con la hipocresía social y el discurso de lo políticamente correcto. Pero lo cierto es que cada vez con mayor frecuencia, acudimos al logro de la dominación desde el victimazgo. O, en sentido contrario, cada vez se presenta como más difícil el asalto al poder sin crear, sin pergeñar, una historia victimista.
Esa “excusa victimista” suele tener escasa relación con la verdad, a veces se corresponde un poco más con ella. A menudo hay que buscarla muy lejos en la historia, a veces nos la encontramos más cercana. En ocasiones se presenta más evidente, casi siempre, sin embargo, hay que “elaborarla” algo más que un poquito, y por supuesto, separarla de su contexto. Pero lo cierto es que cuando finalmente se impone, escasamente se corresponde ya con la realidad. O dicho de otra manera: en nuestro mundo actual, el que se presenta como víctima nunca o casi nunca lo es YA en el momento en el que ha conseguido imponer a la sociedad que “él” es la víctima. Bien al contrario, cuando ello ocurre se halla ya en fase muy avanzada de la lucha por la dominación, por la supremacía… En realidad es fuerte, muy fuerte incluso, ha conseguido esa posición que desde el victimismo le permite imponer su voluntad y su cosmovisión de las cosas, el gobierno en definitiva.
Pero sabe que para obtener la victoria total, para mantenerse ,en todo caso, en el dominio, tiene que seguir alimentando la excusa victimista, no debe jamás perder el pedestal privilegiado que le otorga la condición de víctima, a la que debe dedicar lo mejor de su argumentario y de su esfuerzo intelectual… ¡Ah! y no necesariamente con buenas razones, sino mejor aún, con latiguillos vistosos, sencillos y fácilmente repetibles. Urge seguir “fabricando” afrentas, nuevos agravios que aviven el fuego del victimismo. No basta, en definitiva, con defender que “se fue víctima” alguna vez, hay que luchar para demostrar que, a pesar de estar imponiendo ya con toda rotundidad opinión y gobierno, se “sigue siendo” víctima…
En su lucha por el poder, las supuestas "víctimas" apelan invariablemente a la libertad, pero en realidad sólo luchan por la suya, y no hacen ascos a la represión de los que ellos etiquetan como oponentes; afirman buscar sólo la equiparación, pero trabajan denodadamente por conseguir ventajas y no desechan la discriminación cuando les es favorable, hasta el punto de haberle dado un nombre, y la llaman "discriminación positiva"; proclaman que desean la igualdad, pero sólo ansían el dominio, sin descartar la imposición si se pudiera alcanzar; aseguran perseguir la fraternidad, pero sólo les anima la revancha de unas afrentas que a fuerza de repetir, han terminado por creerse: invocan al amor, pero sólo les impulsa el odio.
El victimazgo como instrumento para imponer la propia opinión y cosmovisión, el victimazgo como herramienta para el asalto del poder. Miren un poco a su alrededor y lo comprenderán: nuestra sociedad europea, occidental, está llena… está llena de "víctimas": "víctimas" porque tienen un sexo y no otro; "víctimas" porque tienen una orientación sexual y no otra; "vïctimas" porque hablan una lengua y no otra: víctimas que dicen serlo, cuando en realidad son las que mandan. Y en todo caso, donde alguien se les presente como víctima, desconfíen… muy probablemente, sólo está preparando su asalto al poder…
En fin amigos, esto es todo por hoy… que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.
©L.A.
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