Ya sé que últimamente tengo ganas de bronca. No es culpa mía... o eso creo... Dicen que la tendencia natural del ser humano es hacerse más conservador a medida que va creciendo en años. El problema es cuando lo que hay que conservar no termina de convencerte, porque lo realmente conservable ya se ocupa el mal menor (o el mayor, según el caso) de írselo cargando. Es solo un ejemplo esta fiesta de San José, día de precepto de toda la vida y que la Comunidad de Madrid ha decidido ventilarse de un plumazo.
Solo unos días después de la huelga feminista, San José, símbolo por antonomasia de la paternidad, ha sido ninguneado y despreciado con un simple acto administrativo: convirtiendo su fiesta en un día laborable más. No sé qué relación guarda una cosa con otra, ni me importa. Sólo sé que ambas acciones son hijas de la misma ideología enfermiza que trata de poner las familias patas arriba a base de reivindicaciones divisorias y belicistas.
Por eso, y porque sí, porque San José se lo merece, hoy, en casa, hemos hecho huelga y nos hemos quedado en familia celebrando la fiesta de los Pepes por todo lo alto.
Y también, ¿por qué no? Porque nos va la transgresión. Y es más transgresor hoy declarar un paro familiar en el día de San José que desnudarse de cintura para arriba en medio de la calle pegando gritos contra la Iglesia hasta dejarte la garganta.
Ya sé que es una huelga alegal, sin sentido y sin utilidad alguna. Pero es nuestra forma de reivindicar la festividad de este santo patrón de la familia y de la Iglesia universal y, además, de celebrar como es debido una fiesta de precepto. Es una pequeña batalla, una lucha sin victoria, pero prefiero una batalla perdida que una rendición prematura.
En medio de la Misa me ha dicho una de mis hijas: “mamá, mis amigas ahora están trabajando, ¡y yo me lo estoy pasando bomba!”. Así que he tenido que explicarle la diferencia entre huelga y lo que se llama según la zona "pellas", "campana" o, en castellano común, "saltarse clase por el morro": aquí no estamos de fiesta porque queramos escaquearnos de nuestras obligaciones, estamos de fiesta porque es un día muy importante en el Cielo, y los días así, los cristianos, tenemos la obligación de rezar, disfrutar y descansar, digan lo que digan los que mandan en Madrid.
¡Viva San José!
PD: me enrollaría más, pero, como os he dicho, ¡hoy estamos de fiesta! jejeje