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Ante las graves afirmaciones realizadas el pasado 18 de enero por el sacerdote Rvdo. Sr. Miguel Ángel Schiller Villalta, párroco de la parroquia de San José de L´Alfàs del Pi, y difundidas en numerosos medios de comunicación, el Obispo de Orihuela-Alicante, durante este tiempo, con el Consejo Episcopal y el Consejo de Asuntos jurídicos, ha procurado proteger, reparar y restablecer la comunión eclesial como testimonio de la «verdad en el amor» (Ef 4, 15).
Sucedidos los hechos, de forma inmediata y formalmente, se citó a dicho sacerdote, quien el 24 de enero declaró los hechos, pidió perdón y mostró su arrepentimiento por el daño ocasionado, poniéndose a disposición del Obispo diocesano.
El 1 de febrero se le requirió para el día 5, cuando se le entregó un documento recordándole que si bien el uso de Internet constituye una oportunidad útil para llevar el anuncio evangélico a numerosas personas, el sacerdote ha de tener presente que «su participación en estos nuevos ámbitos deberá reflejar siempre especial caridad, sentido sobrenatural, sobriedad y templanza, a fin de que todos se sientan atraídos no tanto por la figura del sacerdote, sino más bien por la Persona de nuestro Señor Jesucristo» (Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, n. 22).
En ese mismo escrito, siguiendo la normativa eclesial, se le reprendió (cfr. CIC c. 1339 §2), instándole a vivir su ministerio sacerdotal en unión con Cristo y la Iglesia; y se le amonestó (cfr. CIC c. 1339 §1), advirtiéndole que, si se volvieran a producir comportamientos semejantes, se podría proceder a penas canónicas, sin excluir la suspensión temporal del ejercicio de su ministerio público.
También, como esta conducta provocó escándalo no solo en la comunidad eclesial local y diocesana, sino más allá, se le solicitó que hiciera pública su petición de perdón, arrepentimiento y rectificación, la cual, recibida el día 8 de febrero dirigida al Vicario General, y tras ser valorada los días 13 y 20 por el Consejo Episcopal y por el Consejo de Asuntos jurídicos, se consideró oportuno darla a conocer, por lo que a continuación se transcribe:
«Me dirijo a V.I. con el fin de expresarle mi firme propósito de vivir mi ministerio Sacerdotal con palabras y obras no sólo en el ámbito privado, sino en el ámbito público, en unión con Cristo y su Iglesia dando testimonio, de modo ejemplar, al Pueblo de Dios.
Siendo consciente que a través de Internet he realizado afirmaciones impropias que han causado dolor y escándalo, me acojo a su misericordia y solicito el perdón por el daño realizado.
- La Santa Madre Iglesia jamás ha sido un negocio corrupto.
- No todos los cardenales, Obispos y sacerdotes son pederastas y corruptos.
- Me retracto públicamente del contenido de estas afirmaciones, así como del lenguaje
- Pido disculpas por el daño que mis afirmaciones y el lenguaje empleado han causado a la Iglesia, a mis compañeros sacerdotes y a cuantas personas haya ofendido.
Encomendándome a la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia y en comunión con el Romano Pontífice el Santo Padre Francisco; solicito de V.I. el perdón por el daño realizado».
Miércoles, 28 de febrero de 2018