¡Por fin ve la luz esta obra tan esperada!
Este libro ofrece la primera visión de conjunto de los 427 sacerdotes y seminaristas diocesanos muertos en Madrid a causa de la persecución contra la Iglesia que tuvo su fase aguda durante la guerra y la revolución acontecidas entre 1936 y 1939. También incluye a los que tenían oficio en Madrid y fueron alcanzados por el martirio en otros lugares.
Propiamente no es un martirologio, pues hasta ahora solo seis de ellos han sido reconocidos oficialmente por la Iglesia como mártires, pero muchos podrían serlo en el futuro.
Es una obra de gran utilidad para el conocimiento de un hecho de tanta relevancia en la historia de la Iglesia, de Madrid, de España y del mundo entero. A la comunidad cristiana la ayudará a recordar a quienes dieron su vida por Cristo y por la Iglesia. Recuerdo decisivo para la evangelización de este tiempo y, por tanto, activa levadura de esperanza teologal y de paz social.
La relación completa de los sacerdotes y seminaristas mártires de la persecución religiosa de la guerra civil española (Monseñor Juan Antonio Martínez Camino).
El sacerdote y doctor en Teología José Carlos Martín de la Hoz, que lleva 16 años en la Oficina para las Causas de los santos del Opus Dei en España, ha escrito este buenísimo comentario para la Revista Electrónica editada por la Asociación Club del Lector.
En este impresionante trabajo coordinado por monseñor Juan Antonio Martínez Camino, obispo Auxiliar de Madrid y Vicario para la santidad de la Archidiócesis, se reúne la documentación biográfica y martirial de los sacerdotes y seminaristas fallecidos en Madrid durante la persecución religiosa de la guerra civil española de 1936 a 1939.
Evidentemente estas páginas recogen muchas horas de investigación, paciente búsqueda de fuentes documentales publicadas e inéditas, gestiones para encontrar familiares, fotografías y testimonios, así como cotejar las diversas fuentes, cribar repeticiones, rellenar vacíos documentales, lectura de monografías, artículos especializados, diarios personales, visitas a tumbas y cementerios. Hay, por tanto, que reconocer el mérito de tantos que han trabajado en esta obra como historiadores, archiveros y colaboradores expertos en causas de los santos como don Alberto Fernández, Delegado episcopal, o don Joaquín Martín Abad.
La lectura de las fichas que se presentan y editan en este trabajo, en muchos casos con las fotografías de estos sacerdotes y seminaristas, muestran la completa variedad de los mismos, pues lo son tanto por el nivel intelectual y humano, fecha y lugar de nacimiento, ocupación pastoral. Todo lo cual demuestra fehacientemente que fue una persecución indiscriminada y capilar, llevada a cabo para desarraigar completamente la fe cristiana en la diócesis de Madrid. La narración del modus operandi y el modo sistemático de proceder a provocar el martirio, mediante el intento de lograr la abjuración de la fe, demuestra que verdaderamente estamos ante verdaderos casos probados de martirios y no ante casos de muertes por motivos políticos, ajustes de cuentas, problemas económicos, sociales o psicológicos.
Asimismo, la constatación, en muchos casos, de la muerte del mártir perdonando a sus captores, con pasmosa serenidad y recogimiento espiritual, señalan la extraordinaria realidad de la gracia martirial ya explicada por el propio san Policarpo a comienzos del siglo II junto a la recomendación de esconderse, de modo que pudieran confiar los cristianos de todos los tiempos en la ayuda del Espíritu Santo en la hora terrible de la prueba que es el martirio.
Como recuerda el cardenal de Madrid en el Prólogo que enriquece este magnífico trabajo, se produce la feliz coincidencia de la publicación de este Martirologio Matritense del siglo XX, con el año mariano y jubilar que celebra la archidiócesis madrileña con motivo de los XXV años de la consagración y dedicación de la catedral de la Almudena por el Santo Padre San Juan Pablo II. De hecho, hay muchas referencias a las invocaciones a la Virgen en el momento del martirio de estos sacerdotes junto al grito tradicional de ¡Viva Cristo Rey!
Asimismo, recuerda el cardenal Osoro las palabras de san Juan Pablo II sobre la importancia de conservar la memoria de los mártires, pues ellos nos han de ayudar a los madrileños del siglo XXI a ser fuertes, con la ayuda del Espíritu Santo, para dar la cara por Jesucristo en nuestro tiempo, e incluso a ser mártires sin morir.
Por cierto, aprovecho para ofreceremos la obra que publicó, en 2015, don José Carlos Martín de la Hoz. Con un lenguaje ensayístico asequible, que ofrece una radiografía de los momentos en la historia en los que los cristianos han sido perseguidos por causa de la fe. Con el equilibrio propio del riguroso especialista, y un notable y acertado encuadre teológico, la impresión del lector, cuando lee estas páginas, es la de estar asistiendo a una película con las persecuciones de los cristianos en la Historia, desde las catacumbas a la actualidad. Una narración que habla de vida, más que de muerte (José Francisco Serrano).