DEJAOS VER

La contemplación es un lujo,
 mientras que la acción es una necesidad.
—Henri Bergson—

          La polémica periodista y ex política catalana, Pilar Rahola, que se define agnóstica, estuvo en el café joven Youcat para tener un encuentro con los jóvenes católicos, todo ello organizado por el delegado de la juventud del arzobispado de Barcelona, mosén Bruno. El evento con la famosa periodista tuvo lugar el domingo 21 de junio de 2015. Entre otras muchas cosas, dijo:

«No hay gente tan extraordinaria como la gente de Iglesia, y especialmente la gente de la Iglesia católica, cuando te los encuentras por el mundo en situaciones de conflicto.

»Yo solo os pido una cosa: quien sea creyente porque ha llegado a la convicción de que la fe te mejora como persona, adelante, con mucha valentía. Yo os animaría a que salieseis del armario: no iría mal más presencia católica. Os lo dice alguien que no es creyente: salid del armario, llevad una cruz, porque a veces estáis parados en estas cosas de querer quedar bien. Convertíos en abanderados de lo que creéis. Dejaos ver».

Hay una cierta inclinación de las buenas personas a no complicarse la vida, a retirarse, a retroceder, a refugiarse en la cálida penumbra de las sacristías. Y es un error. Hay que actuar individual y socialmente para mostrar los valores de nuestra fe a los hombres, a la sociedad, a los empresarios, artistas, políticos…

La acción es la fuente de todos los bienes, como la inercia, la fuente de todos los males. Pasa en lo material y en lo espiritual, el trabajo es la base de la riqueza y prosperidad; la pereza, la indolencia, el encogimiento son la fuente de la pobreza y la miseria.

La acción, la propaganda, el anuncio son el cauce natural de crecimiento de algo vivo; el triunfo sobre los individuos y los pueblos. De ahí la necesidad de movilizar a ese ejército silencioso que se conforma con cumplir con su deber y ser buenas personas.

Si somos personas de acción, a pesar de la idiosincrasia hispana, sabremos unirnos para arrastrar multitudes que, hartas de palabras y hambrientas de obras, están deseando asirse a testigos valientes que muestren, con hechos, el camino del triunfo del bien consiguiendo resultados constructivos, porque la acción perseverante es el manantial más fecundo del éxito.

Hay que salir a la calle, dejarse ver y ser racionalmente optimistas, porque Dios bendice no los lamentos y las tertulias, sino el esfuerzo, los sacrificios y el trabajo organizado, con cabeza, no a impulsos de arrebatos.

Tenemos una gran responsabilidad porque podemos y debemos aportar muchas cosas buenas a la sociedad desde nuestra fe. Para ello, además de rezar, se requiere una condición: que nos dejemos ver.