MAS CLARET
 
   Solo los que trabajaban, podían continuar en la finca de Mas Claret. Los Milicianos cada día recogían el fruto del trabajo de los Misioneros y pasaban lista de todos y cada uno de los individuos de la Comunidad. Quedaron 3 Sacerdotes, 6 seminaristas y 10 Hermanos Misioneros. Todos serán coronados por la corona martirial menos el Hermano Francisco Baguería que siguió cuidando la finca con los criados y criadas que le asignaron los revolucionarios.
   El comité les impuso un ritmo de trabajo agotador: se tenía que cuidar el ganado, regar los campos, trillar los cereales etc. Producir mucho, mucho, mucho. Dos veces al día, se presentaba el camión para recoger huevos, leche, fruta… Les exigían esfuerzos sobrehumanos. Entre los 19 que habitaban en la finca, 6 eran enfermos o ancianos que residían allí antes de la revolución. Los jóvenes seminaristas estaban más acostumbrados a empollar libros que al trabajo duro del campo. Ante las amenazas infundadas de los milicianos, que se quejaban de que se trabajaba poco, el P. Ribé convocó a la Comunidad. Se determinó un nueva distribución del  trabajo sin distinción de enfermos y sanos, jóvenes o ancianos.