Por Juan Carlos Calero (Colaborador de nuestro Blog "Convertidos Católicos")

Las “iglesias de Cristo” son “iglesias” independientes que se identifican con un movimiento religioso que tiene por objeto restaurar la Iglesia tal como se muestra en el Nuevo Testamento de la Biblia. No se consideran una denominación cristiana, y sus miembros se denominan a sí mismos «miembros de la Iglesia que Jesús de Nazaret estableció».
 
Ellos se hacen llamar “Iglesia de Cristo”, y toman para si el siguiente texto: “Os saludan todas las iglesias de Cristo” (Rm 16, 16, Reina Valera de 1960).
 
Las Iglesias de Cristo se derivan principalmente del llamado Movimiento de Restauración, que surgió en los Estados Unidos a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, y cuyos principales representantes fueron Alexander Campbell y Barton Stone, los cuales revivieron en su época la antigua aspiración de restaurar la Iglesia del Nuevo Testamento. Este grupo es una de las tres ramas principales del Movimiento de Restauración, del cual forman parte las Iglesias de Cristo, los Discípulos de Cristo y la Iglesia Cristiana Independiente. Aparte de estar en USA se encuentran ya establecidas en varios países de Latinoamérica.
 ¿Cuál es su doctrina ?
 
Esta secta tiene una doctrina muy particular en comparación con otras sectas y grupos protestantes. Aquí expondremos los más importantes:
 
1. La Iglesia  

Según los miembros de este grupo, “Los miembros de las iglesias de Cristo suelen ser gente con un “Espíritu de Restauración”, es decir, desean restaurar a la iglesia del Nuevo Testamento.”
Al presentarse como la “La Restauración de la iglesia del Nuevo Testamento”, dejan bien claro que no son la UNICA Iglesia que el Señor fundó hace más de 2000 años, sino que siguiendo el “Movimiento de Restauración” del siglo XVIII, pretenden ser la Iglesia que Jesús fundó, pues así, ellos quieren obviar 1800 años de inexistencia, algo que es absurdo, si en realidad son “las iglesias de Cristo” que menciona el Apóstol San Pablo en Rom 16, 16; de hecho, la fórmula que utiliza san Pablo muestra la veneración que tenían las demás comunidades cristianas por la Iglesia de Roma (cf. Rom 1, 8), ¿Por qué sería? Sin duda, porque era la sede del primer Obispo de esa iglesia, el glorioso Apóstol Pedro (cf. 1 Pe 5, 13).
 
La iglesia que está en Babilonia[o] elegida juntamente con vosotros, y Marcos[p] mi hijo, os saludan.” (Reina Valera 1995)
 
La nota explicativa de la misma biblia Reina Valera (protestante), nos dice:
 
 
2. El bautismo es solo para adultos y por inmersión.
 
Esto es lo que argumentan: Nosotros no practicamos el bautismo de infantes porque el Nuevo Testamento nos instruye que el bautismo es solamente para el pecador capaz de creer personalmente, arrepentirse de verdad, y entregarse con entendimiento, por fe, a Cristo, comprendiendo cabalmente que él es Señor y Salvador. Ningún ejemplo se halla en el Nuevo Testamento de niño alguno bautizado por aspersión. Inmersión en agua es el único modo de bautismo practicado en las iglesias de Cristo.”
 
3. La Sola biblia
 
Otro aspecto de su doctrina, es la creencia luterana de la sola biblia, según esta secta, la iglesia debe guiarse solamente por la Biblia, y muy especialmente “el Nuevo Testamento como nuestra única regla de fe y práctica.” Estos tienen un dicho “Hablamos donde las Escrituras hablan y callamos donde las Escrituras callan”.[1]
 
Sin embargo, el Nuevo Testamento leemos que la Iglesia es:
 
“[…] la casa de Dios, que es la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad.” 1 Tim 3, 15
 
“…para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora manifestada a los principados y a las potestades en los cielos, mediante la Iglesia.” Efesios 3, 10
 
Es la VERDADERA Iglesia de Cristo, la que es LA REGLA de fe y conducta, pues, si fuera como ellos dicen, que es el Nuevo Testamento la UNICA regla de fe y práctica, como le hicieron los cristianos de los primeros cuatro siglos, que no contaron con el Nuevo Testamento, tal y como lo tenemos hoy, ya que este fue establecido por LA IGLESIA CATÓLICA hasta a finales del siglo IV (año 382 D.C) en el CONCILIO DE ROMA, y bajo la autoridad del PAPA SAN DAMASO I, así dice dicho concilio:
 
Sigue la relación de las Escrituras del Nuevo Testamento que recibe la Santa Iglesia Católica: un libro de los Evangelios según Mateo, un libro según Marcos, un libro según Lucas, un libro según Juan.
 
Epístolas de Pablo Apóstol, en número de catorce: una a los Romanos, dos a los Corintios, una a los Efesios, dos a los Tesalonicenses, una a los Gálatas, una a los Filipenses, una a los Colosenses, dos a Timoteo, una a Tito, una a Filemón, una a los Hebreos.
Asimismo un libro del Apocalipsis de Juan y un libro de Hechos de los Apóstoles.
Asimismo las Epístolas canónicas, en número de siete: dos Epístolas de Pedro Apóstol, una Epístola de Santiago Apóstol, una Epístola de Juan Apóstol, dos Epístolas de otro Juan, presbítero, y una Epístola de Judas Zelotes Apóstol.
 
Termina el canon del Nuevo Testamento.” (El Decreto de Dámaso, de las Actas del Concilio de Roma, del año 382)[2]
 
4. Cada “iglesia” es autónoma
 
Ellos dicen: “las iglesias de Cristo está libre de las ataduras típicas de burocracias eclesiásticas modernas. No tenemos mesas directivas que gobiernen distritos, regiones o países, ni existe alguna directiva internacional. Tampoco alguna sede terrenal, ni concilio alguno. Cada congregación es autónoma, es decir, gobernada por sí misma, independientemente de cualquier otra congregación, patrón divino claramente discernible en el Nuevo Testamento.”
Pero sin embargo, tienen su “jerarquía” según ellos, “ancianos” y “diáconos”.
Es importante señalar, el papel de la Jerarquía de la Iglesia que Cristo fundó, designó a los Apóstoles (Cf. Mc 3, 13-15), estos eran los que gobernaban la Iglesia, pronto los Doce, eligieron a los primeros diáconos (Hch 6, 2ss), luego los mismos apóstoles designaron Presbíteros:
 
«En cada comunidad establecieron presbíteros, y con oración y ayuno, los encomendaron al Señor en el que habían creído». (Hch 14,23)
 
En los inicios, el uso del término “presbítero” u “obispo” se usaban de manera intercambiable; al respecto leemos a José Antonio Sayés:
 
“Se trata de una terminología que, en principio no estaba definida. A estos colaboradores, comenta Collantes, se les denomina unas veces “obispos”, otras “presbíteros”, otras “presidentes”.”[3]
 
Otro texto donde vemos el uso de “obispos” es:
 
«Pablo y Timoteo, servidores de Cristo Jesús, saludan a todos los santos en Cristo Jesús, que se encuentran en Filipos, así como también a los que presiden la comunidad (episcopos) y a los diáconos.» (Fil 1, 1)
 
Nada de pseudos pastores (autonombrados ancianos y diáconos) que no cuentan con la sucesión apostólica (cf. 2 Tim 2,2), la cual se confería al ser ordenados por los mismos Apóstoles o sus representantes, imponiéndoles las manos (Hch 6, 6; 1 Tim 4, 14).
 
5. La ausencia de instrumentos musicales en la adoración
 
Este grupo proselitista, tiene una “particularidad” con la secta mexicana “La Luz del Mundo”, y es que no utilizan instrumentos musicales en sus cultos, ellos argumentan que en el Nuevo Testamento, no se menciona que la Iglesia primitiva usara instrumentos en la adoración, sin embargo, la Biblia, TAMPOCO dice que no los usemos para adorar a Dios, analizaremos los puntos que ellos presentan como “prueba” que no debemos usar instrumentos musicales en la Iglesia:
 
“En el Nuevo Testamento se encuentran tan solo ocho textos donde se habla de la música en la adoración. Estos son:
 
Mt 26, 30 "Y cuando hubieron cantado el himno salieron al monte de los Olivos."
Hch 16, 25 "Pero a media noche orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios."
Rm 15, 9 "Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre."
1 Cor 14, 15 "Cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento."
Ef 5, 18-19 "… antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones."
Col 3, 16 "La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales."
Heb 2, 12 "Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré."
Stg 5, 13 "¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas."
 
En cada uno de estos textos los instrumentos musicales brillan por su ausencia.”
 
El problema de esta (y la mayoría de ellas), es que si no está en la Biblia, ellos no creen, aquí ellos arguyen que como no menciona de manera explícita que los apóstoles adoraron a Dios con instrumentos, entonces ellos concluyen que no se debe usar, pero no toman en cuenta el contexto en que aparecen dichos textos, analicemos las citas que ellos presentan:
 
Mt 26, 30 Se refiere a cantar los Salmos del Hallel (113-118), estos eran cantados para la pascua, y se utilizaban instrumentos.
 
Hch 16, 25 Aquí el contexto, nos dice que el Apóstol Pablo y Silas estaban presos, es ilógico, pensar que los guardias permitirían a los prisioneros tener instrumentos de música en la prisión.
 
Rm 15, 9; 1 Co 14, 15; Ef 5, 19 y Stg 5, 13 La palabra griega para cantar (psállo) en estos textos, sugiere la utilización de instrumentos en la alabanza, así lo define el diccionario bíblico Strong (protestante):
 
(G5567 ψάλλω psállo) probablemente fortificado de ψάω psáo, (frotar o tocar la superficie; Compare G5597); rasgar o tocar, i.e. tocar en un instrumento de cuerdas (celebrar la adoración divina con música y odas de acompañamiento): alabanza, alabar, cantar.
 
Col 3, 16 La palabra griega para Salmos, el diccionario bíblico Strong lo define:
 
(G5568 ψαλμός psalmós) de G5567; pieza fija de música, i.e. oda sagrada (acompañada con la voz, arpa u otro instrumento; «salmo»); colectivo el libro de los Salmos: Salmo. Compare G5603.
 
Heb 2, 12 Este texto es una cita directa del Sal 22:23, el cual es un Salmo que era cantado con el acompañamiento de instrumento, así lo expresa el verso 1 del mismo.
 
Entre otros textos que estos grupos presentan para “demostrar” que no se debe utilizar instrumentos musicales en la Iglesia son:
 
Am 5, 23 “Quita de mí la multitud de tus cantares, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos.”
 
Am 6, 5 “los que canturrean al son del arpa y se inventan, como David, instrumentos de música.”
 
Para entender las palabras del profeta, primero debemos conocer el contexto histórico, y así entenderemos porque se dijeron estas palabras.
 
Amos profetizó en tiempos del rey Jeroboam (Am 1, 1): Se trata de Jeroboam II (786-746)[4], debemos recordar que después de la muerte de Salomón, el reino de Israel se dividió en dos reinos: Judá e Israel (véase 1 R 12, 1-24), en cuyo largo y brillante reinado Israel alcanzó la cima de su expansión territorial y de su prosperidad económica (cf. 2 R 14, 23-29). Amós pondrá al descubierto el lado negativo de aquella época ostentosa: el lujo desmesurado y el excesivo afán de lucro (Am 6:1; 8:5), la falsa religiosidad (Am 5, 21-23) y el absoluto desprecio por la justicia (Am 2, 6-8; 4, 1; 5, 7; 8, 4.6).
Dios no condenó el uso de instrumentos para adorar a Dios, si no su CULTO EXTERIOR, veamos el contexto:
 
Am 5, 7 “Tornan el juicio en ajenjo y echan por tierra la justicia. En las puertas detestan al censor y aborrecen al que habla rectamente.”
 
Am 5, 11 “Pues, porque pisoteáis al pobre y le exigís la carga del trigo, las casas que de piedras talladas os habéis construido no las habitaréis; de las deleitosas viñas que habéis plantado no beberéis el vino."
 
Am 5, 12 “Porque yo sé que son muchas vuestras prevaricaciones y cuan grandes son vuestros pecados, opresores del justo, que aceptáis soborno y en las puertas hacéis perder al pobre su causa.”
 
Am 5, 15  “Aborreced el mal y amad el bien y haced justicia en las puertas; quizá Yahvé, Dios de los ejércitos, tenga piedad del resto de José."
 
Am 5, 16 “Por tanto, así dice Yahvé, Dios de los ejércitos, el Señor: Habrá llanto en todas las plazas, y en todas las calles clamarán: ¡Ay, ay! y convocarán al labrador a duelo y a la lamentación en las filas de las plañideras.”
 
Am 5, 21 “Yo odio y aborrezco vuestras solemnidades y no me complazco en vuestras congregaciones.”
 
Am 5, 22  “Si me ofrecéis holocaustos y me presentáis vuestros dones, no me complaceré en ellos ni pondré mis ojos en los pacíficos de vuestras cebadas víctimas.”
 
Otro texto que presenta es:
 
Ez 26, 13 “Haré cesar el bullicio de tus canciones y no se oirá más el son de tus cítaras.”
 
¡Por favor!, este texto no se aplica ni siquiera a Israel, Dios está hablando de Tiro:
 
Ez 26, 2-3 “Hijo de hombre, por haber dicho Tiro de Jerusalén: ¡Bien! Ha sido rota la puerta de los pueblos, vendrán a mí, yo me llenaré, y ella está desierta! Por eso así dice el Señor, Yahvé: Heme aquí contra ti, ¡oh Tiro! Yo haré subir contra ti pueblos numerosos, como hace subir el mar sus olas.”
 
Finalmente argumentan que, en el Nuevo Testamento, Jesús pidió que quienes adorasen a Dios, debían hacerlo en ESPIRITU Y EN VERDAD (Jn 4, 23-24), pero eso no quita que debamos quitar los instrumentos de la Iglesia, ya que, uno puede realizar una adoración falsa incluso alabando a Dios solamente con nuestros LABIOS, tal y como lo dice el profeta Isaías 29, 13: “Y el Señor dice: Pues este pueblo se me acerca sólo de palabra y me honra sólo con los labios, mientras que su corazón está lejos de mí…”
 
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Bibliografía:
 
 


[1] Esta secta lo tomó de Thomas Campbell, en un discurso en 1809 ante su grupo “Asociación Cristiana de Washington”.
[2] Collantes, Justo, La fe de la Iglesia Católica, 2da. Ed. BAC, Madrid 1984, p. 93.
[3] SAYES, José Antonio. La Iglesia de Cristo, p. 145.
[4] Es absurdo pensar que Dios prohibió que se le adorara con instrumentos musicales, en la época del profeta Amos (siglo VIII A.C.), pues en el libro de Nehemías (escrito por el tiempo del rey Artajerjes (465-423 a.C.), narra que para la dedicación de la muralla de Jerusalén se usó dichos instrumentos cf. Neh 12, 27-43; También, en el libro del profeta Habacuc, escrito por el año 600 A.C., se menciona un cántico, para “instrumentos de cuerda” 3, 19. Estos últimos dan pruebas que se usaban los instrumentos siglos después de la supuesta prohibición.