Tras seguir el viaje del Papa Francisco a Chile y Perú, de ver imágenes de gente entusiasta y conmovida por su presencia y sus palabras, me pregunté cómo se puede resumir en una frase esta visita pastoral a ambas naciones.
En su discurso a los jóvenes en el Santuario Nacional de Maipú les habló de la importancia de estar conectados permanentemente con Jesús y de no olvidar la contraseña. Hizo alusión a las dificultades que encuentran los jóvenes cuando se quedan sin señal de internet, porque, como le dijo una vez un muchacho “me pierdo todo lo que está pasando, me quedo fuera del mundo, como colgado”.
Y para estar conectado con Jesús y por lo tanto vivir de acuerdo con sus enseñanzas y perseverar en la vida de la fe, el Papa Francisco les ofreció una “contraseña”: Allí citó la frase de San Alberto Hurtado, (1901 – 1952), chileno, sacerdote jesuita, fundador del Hogar de Cristo, quien dejó como legado varios escritos espirituales muy agudos consignados en libros como “Un fuego que enciende a otros fuegos” o “Un disparo a la eternidad”. Esa contraseña es la pregunta: “¿Qué haría Cristo en mi lugar?”, una de las frases típicas de este santo del siglo XX, quien tuvo que enfrentar fuertes situaciones de injusticia social y laboral en su país. Una pregunta que hace que el cristiano examine día a día su conciencia y regrese a lo esencial de la vida de la fe.
El Papa hizo, con su mejor estilo, que los jóvenes repitieran una y otra vez esta consigna: “Esa es la contraseña, la batería para encender nuestro corazón, encender la fe y encender la chispa en los ojos. Que no se les vaya. Eso es ser protagonistas de la historia. Ojos chispeantes porque descubrimos que Jesús es fuente de vida y alegría”.
El Papa tuvo también un encuentro con los jóvenes en la plaza de armas de Lima, durante el rezo del Ángelus, donde pidió luchar contra los pensamientos negativos que podrían hacerles creer que están “fuera del mundial” (haciendo alusión quizás al hecho de que Perú este año participará de la Copa Mundo Rusia 2018, tras 36 años consecutivos de estar por fuera de este campeonato). “Aun en los momentos en que ya se nos viene la descalificación seguir confiando”, dijo. También los exhortó a ser auténticos y les advirtió que el corazón no se puede “photoshopear”. “Jesús no quiere que te «maquillen» el corazón; Él te ama así como eres y tiene un sueño para realizar con cada uno de ustedes”.
“¿Qué haría Cristo en mi lugar?” es la pregunta que muchos fieles pueden hacerse en ambas naciones, golpeadas también por flagelos como la corrupción, la injusticia social y los escándalos de abuso sexual de parte de algunos miembros de la Iglesia que han empañado, no poco, las buenas obras que realiza allí esta institución compuesta por hombres pecadores.
Y en medio de estos dolores (¡reales!) la alegría de los fieles en ambas naciones demostró que la fe no se puede dejar apagar, porque como dijo el Papa “En Él (Jesús) todo es una oportunidad para la esperanza”.