Hoy no deseo hacer un artículo apologético en sí, sino más bien una meditación bíblica pero a su vez con una enseñanza dogmática sobre la festividad que vamos a celebrar en breve: La Epifanía del Señor. Ningún detalle que se cuenta en las escrituras es superficial, por eso es bueno investigarlos bien para descubrir mucha sabiduría en ella, y eso pretendo hacer, dar un poco de luz sobre esta festividad, en concreto sobre los regalos que los Magos le ofrecieron al Salvador. La primera pregunta sería ¿Por qué ofrecerle al Salvador regalos? La segunda pregunta conectada con la primera es ¿Por qué esos regalos y no otros?
Para responder a la primera pregunta, basta con leer el comienzo del capítulo 2 del evangelio de Mateo:
1 Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén 2 y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo» Mateo 2,1-2
Los reyes venían de muy lejos, de Oriente, y venían con una intención clara, adorar al niño. Si solamente se adora a Dios (Mateo 4,10) entonces la idea de los magos de ofrecerle regalos al niños era fruto de esa adoración, la adoración también se manifiesta con las obras, esto es con los presentes o regalos, esto de ofrecer regalos a los Reyes era algo muy frecuente y común en esa cultura, la escritura lo recoge: 1 Re 10:1213; Is 60:6. Fue una forma de enseñarnos que ya los paganos, reconocieron al Mesías como Dios, y fruto de ese reconocimiento le dan regalos. Ahora bien, ¿por qué esos regalos y no otros?
Esta será la pregunta que vamos a intentar responder en este artículo y vamos a darle un significado Cristológico, que se puede deducir con un poco de conocimiento bíblico:
Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.
Mateo 2,11
ORO: El oro es el regalo que se da a los reyes, el metal mas preciado, sirve para reconocer la realeza y grandeza de esa persona. La reina de Saba otorgo este regalo al rey Salomón:
Luego dio ella al rey ciento veinte talentos de oro, mucha especiería y piedras preciosas. Nunca llegó tal cantidad de especias como la que dio la reina de Sabá al rey Salomón.
1Reyes 10,10
Hiram trajo de Ofir, oro también para el rey Salomón:
los cuales fueron a Ofir y tomaron de allí oro, cuatrocientos veinte talentos, y lo trajeron al rey Salomón.
1Reyes 9,28
Por tanto el que los Magos de Oriente, hayan ofrecido oro al Salvador es porque le reconocían ya como auténtico Rey, como el Rey de Reyes y Señor de Señores que posteriormente San Pablo y san Juan nos enseñaran a llamarlo así:
la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores,
1Timoteo 6,15
Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de Reyes y Señor de Señores
Apoc 19,16
Así que ya desde su nacimiento se nos muestra como Cristo fue reconocido como Rey de Reyes, y Señor de Señores, fruto de su realiza, es por lo que se le ofrece el oro, regalo digno de un Rey. En el AT el oro se usaba también para adorar el templo de Salomón (1 Reyes 7,10,14-22) es decir su uso era dedicado también para el culto a Dios (utensilio del tabernáculo Éxodo 25 etc) luego era también dedicado para dar culto con esos objetos al Dios de Israel, el verdadero. Es un reconocimiento de que Yavhé era el único Señor, pues bien aquí vemos otro motivo para ofrecer oro al niño recién nacido, el era la Palabra hecha carne (Juan 1,14) el Señor de Israel.
INCIENSO: El incienso en la biblia, así como en la cultura hebrea y judía se usaba para ofrecérselo a Dios, se quemaba delante de Dios para ofrecer sacrificios, la Iglesia católica aún hoy lo sigue haciendo. Por tanto, es una prueba de la divinidad de Cristo, ofrecerle incienso, como a un auténtico Dios. El evangelista Mateo nos quiere decir que los magos reconocieron la divinidad del niño recién nacido y por eso le ofrecieron incienso, como sacrificio agradable a Dios:
Levitico 6,15 Uno de ellos tomará un puñado de la flor de harina de la ofrenda, con su aceite y todo el incienso que está sobre la ofrenda, y lo hará arder sobre el altar como un memorial de olor grato a Dios
Suba mi oración delante de ti como el incienso,
el don de mis manos como la ofrenda de la tarde .Salmo 141:2
A Zacarias,padre del Bautista, le tocó en suerte entrar, conforme a la costumbre del sacerdocio, en el santuario del Señor para ofrecer el incienso.
10 Toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso.
11 Entonces se le apareció un ángel del Señor puesto de pie a la derecha del altar del incienso. Lucas 1:911
Vemos entonces el uso del incienso tanto en el templo como en el altar para dar memorial a Dios. El incienso entonces se relaciona con la divinidad. El Salmo 141, nos dice que las oraciones suben a Dios como el incienso, como ofrendas, si esto lo relacionamos con el libro del apocalipsis (Apoc 5,8 y Apoc 8,3-4) vemos como el incienso acompaña a las oraciones de los Santos a llegar hasta Dios. Es pues entonces un elemento clave en la liturgia de la Iglesia, y en la intercesión, pues acompaña a las oraciones que hacemos para presentarlo todo de manera agradable al Padre. Esto prueba nuevamente que reconocen al Cristo como mediador entre Dios y los hombres (1Tim 2,5) y como auténtico Dios a quien ofrecer el incienso. Es una prueba de la divinidad de Cristo, el niño que nació de María Santísima, ya era Dios. Puede ser entonces esto, un argumento apologético interesante para usar con los Testigos de Jehová o con todos aquellos que niegan hoy en día la divinidad del Salvador.
MIRRA: La mirra la usaban los judíos para embalsamar los cadáveres, pero también se uso como perfume para las personas y objetos ( Cant1,13; 5,13; Est 2,12, Cant 5,5, Salm 45,9, Prov 7,17). Es símbolo entonces de lo humano, de lo material, de lo carnal. Nos viene a enseñar que Cristo se hizo carne, humano, verdadero hombre, y murió por nosotros, por eso necesitó ser embalsamado con mirra:
También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras Juan 19,39Luego entonces, la mirra nos enseña a que ese niño que nació además de ser Verdadero Dios, es Verdadero hombre, y que iba a morir por nosotros, para nuestra salvación. Recordemos que en las Escrituras Cristo es llamado varias veces hombre (Rom 5,15, 1Tim 2,5,1Cor 15,21) eso se hizo para enseñarnos que verdaderamente el tomo un cuerpo humano, no fue un cuerpo aparente como argumentaban los antiguos docetas. Hoy en día la nueva era ve a Cristo como Energía divina, pero hemos visto que el no es energía sino un ser humano como nosotros, que también murió en la Cruz y fue embalsamado con mirra.
Para concluir, acudamos a los padres de la Iglesia y veamos como entienden ellos los regalos que ofrecieron los magos al Señor. Os dejo algunos textos de San Gregorio Magno y de San Pedro Crisólogo:
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 10. Esto también puede significar otra cosa, entendiéndose por el oro la sabiduría, según la frase de Salomón: "Tesoro apetecible reposará en la boca del sabio" (Pr 21,20); por el incienso que se quema delante de Dios, la virtud de la oración, conforme al versículo de David: "Suba derecha mi oración como incienso en tu presencia" (Ps 140,2), y por la mirra la mortificación de la carne. Ofreceremos, pues, oro a este nuevo Rey, si resplandecemos delante de él con la luz de la sabiduría; el incienso, si por medio de la oración con nuestras oraciones exhalamos en su presencia olor fragante; y mirra si con la abstinencia mortificamos los apetitos de la sensualidad.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 10. El oro corresponde al rey, el incienso formaba parte de los sacrificios que se hacían a Dios, y la mirra sirve para embalsamar a los cadáveres.
San Pedro Crisólogo, Sermón 160:
“Hoy el mago llorando encuentra en la cuna a aquel que resplandeciente, buscaba en las estrellas. (…) Hoy el mago discierne con profundo asombro lo que allí contempla: el Cielo en la Tierra, la tierra en el Cielo, el hombre en Dios, y Dios en el hombre, y a aquel que no puede ser encerrado en todo el universo incluido en un cuerpo de niño. Y viendo cree, y no duda y lo proclama con sus dones místicos: el incienso para Dios, el oro para el Rey, y la mirra para el que morirá.”