«Como yo os he amado, amaos también entre vosotros.»

Queridos hermanos

Estamos ante el V Domingo después de Pascua donde se pre anuncia la Ascensión de Jesús al cielo. Vemos en los Hechos de los Apóstoles cómo los apóstoles exhortan a perseverar en la fe después de la persecución que han vivido con la muerte de Esteban y en donde el primero que se ha convertido ha sido San Pablo, quien precisamente lo había entregado y martirizado. Por eso es muy importante salir de nuestra burguesía, instalación y consumismo en la cual vivimos.

Dios permite la persecución en la Iglesia, porque la sangre de mártires es semilla de nuevos cristianos, como dicen los Padres de la Iglesia. Por eso dice muy bien los Hechos de los Apóstoles: “Hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios”. Y se ven los frutos: En cada Iglesia que formaban los apóstoles, designaban presbíteros y diáconos para florecimiento de la Iglesia y contaban siempre lo que había hecho Dios por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe”.

Por eso respondemos que: “Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad”. Dios va delante de nosotros, nos ayuda y abre caminos por encima de la muerte.

La segunda Palabra que es del Apocalipsis dice: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva”. Después de la persecución tantas veces no se ve nada, el demonio nos mete en la tristeza. El cielo es una garantía, una alegría inmensa, por eso el Señor nos pone por delante el testimonio de los misioneros que cuentan las maravillas que Dios ha hecho en medio de ellos. La misión de la Iglesia no admite limitaciones, va al mundo entero. Por eso el Apocalipsis es una esperanza, el Señor hace nuevas todas las cosas.

El Evangelio es una gran esperanza. “Ahora es glorificado el Hijo del hombre”. ¿Cómo se glorifica el hijo del hombre? Mediante la pasión. Glorificación y pasión están unidas entre sí. En el momento en el que Judas sale del Cenáculo para cumplir su plan de traición comienza la glorificación de Jesús. No se nos tiene que olvidar que Jesús se entrega, amando al Padre cumpliendo su voluntad hasta el final, con un amor pleno. “Como yo os he amado, amaos también entre vosotros”.

Este es el mandamiento nuevo que nos da el Señor, y ¿porque es nuevo amar de esta manera? El antiguo testamento no presentaba ningún modelo de amor, sino que se formulaba solamente el precepto, el mandamiento, pero no la persona. Jesús, en cambio, se presenta a sí mismo como el verdadero modelo, es decir, la verdadera persona como fuente de amor, capaz de transformar el mundo entero.

Por eso el Señor nos ha prometido estar presente en nuestra vida, si estamos unidos a Cristo podemos amar verdaderamente de este modo, como Él nos amó y esta es la gran novedad que necesita el mundo y que el Espíritu Santo derramará en nosotros.

Por eso hermanos ánimo, esperamos la Ascensión y Pentecostés, es decir, la venida del Espíritu Santo que transformará nuestro Perú y transformará la misión que estamos realizando. ¿Qué tenemos que ofrecer? Nuestra debilidad, nuestros pecados, y Él se encargará del resto. Ánimo, hermanos, que el Señor nos transforme y nos lleve en esta Ascensión a tocar el cielo y a ir por todo el mundo anunciando el Evangelio.

Que el Señor os bendiga en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

 

Mons. José Luis del Palacio
Obispo E. del Callao