Año del Señor 2017
22 de diciembre
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
ERROR DE COMUNICACIÓN
Ayer me dispuse, por primera vez desde que estoy en Comu, a usar el escáner. En realidad se trata de una impresora multifunción, y, como impresora, la uso mucho, pero, como escáner... ¡era el momento de estrenarse!
Las indicaciones en la pantalla de la impresora eran de lo más intuitivas. Programé el escáner, coloqué la foto...
“Para escanear, pulse ok”, me indicó amablemente en la pantalla.
Así lo hice. Y no sucedió nada.
En la pantalla de la impresora apareció una señal de alarma: “Error de comunicación, compruebe la conexión”.
-¿Pero qué conexión ni que gaita gallega? ¡¡Pero si es una impresora por cable!!
Decidí comprobar el cable, tal vez estaba un poco suelto...
“Error de comunicación, compruebe la conexión”.
-¿¿Otra vez??
Apagué y volví a encender la impresora... nada. Reinicié el ordenador... nada. Miré en ajustes: todo correcto. Comprobé en el ordenador: detectaba que estaba enchufado el escáner.
“Error de comunicación, compruebe la conexión”. El asunto invitaba a la desesperación.
-¿Pero puede saberse qué rayos te pasa?
Justo entonces el Señor me hizo ver una pequeña opción que aparecía en una esquinita de la pantalla del ordenador: “Instalar programa del escáner”. Hice click... ¡y en segundos el escáner estaba en marcha! Sólo necesitaba su propio programa...
Dando gracias al Señor, que lo había arreglado, descubrí... ¡que esto es lo que celebramos en Navidad!
No valía con estar cerca. No valía con tener un “cable de unión” a través de los profetas. A pasar de todos los cuidados del Señor, entre nosotros y Él seguía habiendo “error de comunicación”: ¡no teníamos el mismo programa, no hablábamos el mismo idioma!
Al fin y al cabo... ¿qué tiene que ver el Infinito con los seres mortales? ¿Cómo conjugar su grandeza, omnipotencia... con nuestra pequeñez?
Sí, Dios nos pillaba muy lejos, y, aunque Él y nosotros queríamos entrar en comunicación, continuamente se daba el “error de conexión”.
Y el Señor lo arregló, no instalando un simple programa... ¡sino convirtiéndose en escáner! Él, que es Dios, se hizo hombre... para hacernos hijos de Dios.
Entonces el Señor trajo a mi mente la última estrofa de un himno de la liturgia, que me encanta. Dice un alma al Señor:
“Así: sufriente, corporal, amigo, ¡cómo te entiendo! ¡Dulce locura de misericordia, los dos de carne y hueso!”
Hoy el reto del amor es que des gracias al Señor por este gran misterio que vamos a celebrar. Disfruta escuchando que Cristo también te dice hoy: “¡Cómo te entiendo!”
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
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