El 7 de diciembre de 2014 escribí en este Blog la siguiente entrada bajo el título: El Rector de la Inmaculada
"La persona que más me clavó en el corazón infantil el fervor mariano por la advocación de la Inmaculada Concepción fue mi madre, porque por aquellos años el Día de la Madre era el 8 de diciembre, antes que los grandes almacenes lo pasaran al primer domingo de mayo.
El sacerdote que más hincó en mi vocación el amor a la Virgen Inmaculada fue un anciano rector del Seminario de Jaén, llamado don José Pila Jado. Era el canónigo lectoral de la catedral.
Cuando lo conocí estaba muy enfermo, terminaba sus años en la rectoría del Seminario. Una mañana del retiro de Adviento nos tuvo una charla sobre la presencia de María Inmaculada en el plan salvador de Dios, que me dejó impactado.
A los dos años murió aquel hombre grande físicamente hablando, y de corazón sencillo de padre. Una de las coronas que acompañaron su defunción la costeamos entre los condiscípulos del mismo curso. El promotor de tal idea fue quien suscribe este post.
Hoy lo coloco en esta galería de Semblanzas Sacerdotales, porque se puede ser un buen cura, pero si no se ama a la Virgen Inmaculada, le falta a uno el amor filial a la Madre.
Don José Pila nos repetía: Per Matrem ad Filium. Tenía toda la razón aquel gran rector y padre de muchos curas que pasamos por sus manos."
Han pasado casi tres años, y miren el mensaje que han enviado Alex Rosal, director de Religión en Libertad:
Ahora, otro familiar de don José Pila Jado me envía el siguiente correo electrónico:
"Estimado don Tomás :
Me dirijo a Ud. para agradecerle el artículo publicado sobre el amor a la Virgen.
Yo era la sobrina más pequeña de José Pila Jado, única hija de su hermana pequeña. Vivo en Peñacastillo Santander (Cantabria) en la casa donde él venía todos los veranos antes de ir a su querido pueblo de Escalante donde descansaba el mes de agosto.
No sé si sabrá que antes de ir a Jaén estuvo de párroco en Peñacastillo donde le quisieron mucho y dejó muy buenas amistades.
Hace un mes me dirigía hacia el balneario de Lanjaron y al pasar cerca de Jaén me conecté a internet recordándole y puse su nombre.
¡Qué alegría, orgullo y satisfacción ¡ Se me saltaron las lágrimas al ver que a pesar del tiempo transcurrido aún le recordaban por su buen hacer.
Su familia le adoraba. Para mí era como un abuelo, ya que no conoci a ninguno. Pienso que “pasó por la vida haciendo el bien”.
He leído que Ud. está adscrito a la parroquia De San Pedro Poveda. Yo estudié en el colegio de la Institución Teresiana , hoy Castroverde, ya que mi tío influyó en la decisión que tomaron mis padres a la hora de elegir centro.
Creo que acertó en la eleccion y guardo muy buenos recuerdos.
Me reitero en el agradecimiento por el recuerdo hacia mi tío Pepe (así le llamábamos). Yo tenía catorce años cuando falleció y aún conservo periódicos donde hacían reseña de su fallecimiento.
Le saluda afectuosamente
Maria Teresa Torre Pila"