Solo deseo que este escrito les ayude a rezar.
Y a vivir, añadiría el monje.
Así que, sin más dilación, copio el escrito que he encontrado.
 
"Mire, querido amigo, somos niños. Niños desvalidos en brazos de su Padre. 'Sin Mí no podéis hacer nada', dijo Jesús, que es Dios. Cuando Él dice 'nada' se refiere a 'nada': ni hablar, ver o respirar; ni caminar, pensar o rezar; o ir a Misa o confesar, o ayudar al vecino. Nada. Absolutamente nada.
 
Entienda usted la expresión paulina de "en Él somos, nos movemos y existimos" de una forma literal. Y el mejor modo de hacerlo es pensar, imaginar, que Dios nos lleva en brazos y somos una criatura de pocos meses.
 
Como buen padre, no nos deja ni a sol ni a sombra.
Si nos escapamos, corre detrás para protegernos; si lloramos, nos consuela; si nos ponemos enfermos, nos cura. Va como un loco tras una oveja perdida y deja a las 99 restantes: no hay nada menos razonable.
 
Y nos lleva, recuerde: nos lleva a Misa, a pasear, o al confesionario.
De verdad: no crea ni por un instante que usted va a la iglesia, no, no lo crea. Usted es llevado a la iglesia en los brazos alegres de un Padre sonriente.
 
Nosotros solo tenemos que dejarnos llevar.
Lo repito para que se lo grabe en esa cabeza dispersa de usted y de tantos.
 
El lo hace todo y nosotros, nada.
 
Jesús se refiere a esto exacta y precisamente: El puede hacerlo todo -'Nada hay imposible para Dios'- y lo quiere hacer, y lo hace.
 
Él nos lleva al trabajo o a la universidad. O nos deja en casa, con Él, en la cama, con fiebre y tos. Con Él.
 
Él nos lleva siempre a todas partes. En brazos. Imagínelo. Porque entre Dios y usted hay una distancia infinitamente mayor que la que existe entre un niño de pocos meses y su padre en este mundo.
 
Él nos lleva sobre todo al Sagrario, a ver a Su Hijo.
Y entonces la adoración es trinitaria: nos lleva en brazos Dios Padre, a visitar a Dios Hijo y lo que decimos o sentimos o suspiramos o callamos es obra de Dios Espíritu Santo.
No nuestra. Nunca nada es nuestro en la relación con Dios, porque Él nos amó primero.
 
Querido amigo: si quiere tener presencia de Dios a todas horas, imagine que está en Sus brazos. Mire a su buen Padre o no. Siéntalo o no. Pero sea consciente de ello. Entonces lo que pida se cumplirá y lo que haga será bueno. Y el consuelo será de verdad y la paz, Su Paz, le invadirá sin que tenga que hacer ningún esfuerzo.
 
No luche: déjese llevar en los brazos del Padre, de su Papá, a la fábrica y a la iglesia; a la playa y a la montaña; al restaurante y a la clínica; al campo y al avión. Él le da las ideas, los planes y las fuerzas.
Todo es Suyo.
 
¿A dónde huirá para poder esconderse de Él, como Adán o Caín?
 
Déjese llevar porque, lo quiera o no, es llevado.
Deje de 'dar coces contra el aguijón' y deje que Él haga.
Deje a Dios ser Dios.
 
Y no intente comprar Su Amor con sus ridículas fuerzas.
Deje usted de justificarse a todas horas, por favor.
Dios necesita su amor, no sus esfuerzos ni sus justificaciones.
No le venda usted a Dios que trabaja mucho: Él le lleva a trabajar y Él trabaja por usted, a través de usted, mero pincel del Gran Artista.
 
Mis bendiciones, pues, querido amigo. Sonría: nunca hay motivos para no hacerlo. Nunca."
 
Incluso, añado, ante una decapitación, como Santo Tomás Moro, que bromeó con el verdugo. Sean ustedes felices.