Año del Señor 2017
12 de diciembre
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
¿QUÉ TIRITAS TE PONES?
Ayer me hice una pequeña herida en el dedo. Fui al cajón donde están las tiritas para cubrirla y no rozarme, pero lo primero que encontré fue una caja de tiritas en las que había unas naranjas y otras azules, llenas de muñecos por todos los lados.
-Seguro que tiene que haber de las típicas, del color de la piel... -pensé, y seguí buscando hasta encontrarlas.
Descarté las otras porque no se camuflaban; porque, a pesar de ser divertidas, alegres... atraerían la atención de todo el mundo hacia el dedo, y después todos preguntarían “¿Qué te ha pasado?”
Llegué a la oración y recordé a los niños: ¡les encantan las tiritas! Un solo rasguño es motivo suficiente para pedirte que les pongas una y... ¡si es con dibujos mejor! En lugar de avergonzarse por su caída, les hace sentir importantes: están orgullosos de que les vean la tirita, les pregunten y poder contar que han sido muy valientes y se han dejado curar... o, si no hay herida, es adorno que lucen orgullosos.
¿Y cuando crecemos? ¡Buscamos tiritas de camuflaje! Igual pasa con las heridas que tenemos por dentro. Si algo nos sale mal, si algo nos está haciendo sufrir, si hemos caído o simplemente tenemos un mal día... ¡cogemos las tiritas de camuflaje! Que no se note que estamos mal, que no se note que estamos tristes o que tenemos un mal día. Con la tirita de sonrisa aparente o con la de aislarnos de las personas que tanto nos quieren “para que no se note”, creemos solucionarlo todo, pero, en realidad, la herida sigue ahí.
A veces nos exigimos un grado de perfección tal que no nos permite mostrar nuestra debilidad. Cristo te ama en tu debilidad, no nos pide vivir ilesos, cuenta con las heridas de cada día, te ama con ellas. Sólo quiere levantarte y, para no quedarte caído, es importante ser niño, mostrar esa magulladura que tienes dentro, entregársela al Señor para que te la cure y, si no llega a cicatrizar... ¡ponte una tirita de colores! Siéntete orgulloso e importante por tener un Dios que se ha encarnado por cada una de tus heridas y de tener hermanos que, al verte, te tenderán una mano.
Hoy el Reto del Amor es que luzcas tus tiritas. No escondas tu debilidad, comparte con alguien ese error que hoy cometerás, eso que te produce dolor o el día que tienes... Si algo tenemos todos en común son las debilidades y pobrezas. Déjate querer en ellas.
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
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