Año del Señor 2017
10 de diciembre
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
PORQUE ESTÁ
Ya llevo dos meses largos en Comu... ¡y todavía hay sitios que no me he aprendido! Sí, como ahora anochece pronto, ¡es importante saber de memoria dónde están los interruptores... y los obstáculos!
Ayer salí del taller a toda velocidad, cerrando detrás de mí la puerta, sin detenerme a pulsar la luz. Evidentemente, al instante tuve que efectuar la frenada en seco.
Oscuridad total a mi alrededor. Recordaba que había otro interruptor justo delante de mí... y también recordaba un enorme escalón. Lo que no recordaba era qué estaba primero, el escalón o el interruptor, ni era capaz de calcular la distancia que me quedaba hasta el “precipicio”.
Palpando la pared, di un par de pasos. Iba pisando con cuidado, pero cada vez sentía más inseguridad. La oscuridad se volvía agobiante. Sin embargo, no me di la vuelta. Estaba convencida: no podía faltarme mucho para encontrar el interruptor.
Extendí el brazo con miedo a dar un paso más... ¡y se hizo la luz! Sólo me quedaban unos centímetros para llegar al temido escalón, que bajé de un saltito. ¡Qué fácil era ahora no tenerle miedo!
En la oración, el Señor me hizo ver un detalle muy curioso: lo que me animó a seguir fue la plena certeza de que allí estaba el interruptor, aunque no pudiese verlo. ¡Y así nos pasa con el Señor!
Los apóstoles estaban acostumbrados a ver a Jesús como un hombre cualquiera. Sin embargo, tras la Resurrección, tuvieron que aprender a descubrir de una forma nueva su Presencia. No con los ojos del cuerpo, sino con los ojos de la fe.
Seguramente tuvieron muchos momentos en que no lograban encontrarLe, pero no se rindieron gracias a la certeza de su promesa: “Yo estaré con vosotros todos los días”.
No hay duda. Él está. Fue verdad entonces... y es verdad hoy.
Si sigues adelante, si luchas por descubrir a Cristo en cada instante de tu vida, toda la realidad quedará iluminada, y los “precipicios” podrás bajarlos de un salto. En toda situación, no dejes de buscaLe... porque Él está.
Hoy el reto del amor es que le pidas al Señor poder verle al menos una vez a lo largo de esta jornada que empiezas. Abre los ojos de la fe y descubre su caricia en el viento, o sus palabras en ese hermano... Al acabar el día, repasa todo lo que te ha ido sucediendo, ¡seguro que descubres aún más detalles de Su amor! Y este día, quedará iluminado. ¡Feliz domingo!
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
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