Camino de Belén
El Evangelio empieza ante una puerta
de una fonda en Belén y un posadero.
¿No habrá una habitación para esta noche?
Ninguna cama libre; todo lleno.
Y Dios pasó de largo. ¡Qué pena, posadero!
Todo hubiera empezado de otro modo:
las estrellas columpiándose en tus aleros,
los ángeles cantando en tus balcones,
los reyes perfumando tu patio con incienso,
y, en tu fonda, el divino alumbramiento.
Pero, “no queda sitio, ni una cama; lo tengo todo lleno”.
Y Dios pasó de largo… ¡qué pena, posadero!
José María Pemán