Ascensión Sánchez Romero nació en Huéscar (Granada) el 9 de mayo de 1860. Ingresó en el monasterio de la Madre de Dios de las Dominicas, en Huéscar, a los 17 años de edad, como hermana cooperadora y tomó el nombre de sor Isabel de San José.
Era humilde, obediente, silenciosa y trabajadora. Tenía desde joven una rara enfermedad que le cubría el cuerpo de llagas, por lo que no podía asumir responsabilidades fijas, era la auxiliar de todas las hermanas cuando la enfermedad se lo permitía. Jamás se le oyó una queja de su humanamente lastimosa situación.
En los primeros días de la persecución religiosa Huéscar (que por aquel entonces pertenecía a la Archidiócesis de Toledo) estuvo dominada por las fuerzas de derechas, hasta que, a principios de agosto, un avión republicano lanzó un bombardeo y a continuación fue dominada por los milicianos, y las 14 monjas tuvieron que abandonar el monasterio.
El 15 de febrero de 1937 registraron la casa donde se alojaba Sor Isabel. La detuvieron y la condujeron al calabozo. Por la noche, los milicianos quisieron obligar a la monja dominica a blasfemar, bajo amenaza de muerte: Sor Isabel respondió con jaculatorias. En castigo, fue maltratada y magullada por todo el cuerpo, que quedó semimuerto, a sus 76 años, tendido en el suelo sobre su propia sangre.
A la mañana siguiente, querían que subiera en un camión, pero la pobre anciana no podía levantarse, por lo que la recogieron como un guiñapo y la tiraron al camión con los demás presos. Llegaron a las puertas del cementerio, fueron bajando a los presos y fusilándolos en su presencia, Sor Isabel vio morir a su sobrino Florencio y seguía negándose rotundamente a blasfemar, como querían los asesinos. Al final pusieron su cabeza sobre una piedra y con otra piedra le machacaron el cráneo. La diócesis de Guadix ha recibido con gozo el anuncio de su próxima beatificación.