El día te da muchos motivos para ser feliz,
no busques una excusa para hacerlo gris.
-J.K. Oswaldo-
George Bernard Shaw recibió en cierta ocasión una carta curiosa. Era una cuartilla en la que no se leía más que una palabra: «Imbécil».
Ante ese hecho, Shaw comentó:
─He recibido en mi vida muchas cartas sin firmas, pero ésta es la primera vez que recibo una firma sin carta.
El sentido del humor tiene un potencial positivo tan enorme que es capaz de cambiar el insulto en motivo de risa y alegría.
El sentido del humor es la mejor manera de reaccionar ante los reveses de la vida. ¿Cómo encarar los fracasos inesperados, la visita de la enfermedad, el zarpazo de la incomprensión...? Aprendiendo a quitar importancia a la contrariedad. ¿Y eso cómo se hace? Riéndose de ella.
Winston Churchill lo decía a su manera: El optimista ve una oportunidad en cada calamidad; y el pesimista ve una calamidad en cada oportunidad.
Hay gente optimista por naturaleza, pero el optimismo también puede ser fruto de una decisión: esforzarse por ver el lado bueno de las cosas. Al cabo de un tiempo, puede llegar a ser un talante adquirido que ilumina ciertamente la vida.
Recuerdo que durante una época me ejercitaba en sonreír en los trayectos por la ciudad. La influencia de lo físico sobre lo psicológico es tal, que el hecho de sonreír me llevaba al buen humor que deseaba.
Por el contrario, cuando me dejaba llevar de la contrariedad e, instintivamente, fruncía el ceño y apretaba los puños, me asaltaban ideas coléricas. Cuando miraba al cielo y juntaba las manos en actitud de súplica y paciencia, siempre acababa pensado en Dios.
En todas las cosas que nos suceden podemos encontrar puntos de luz; sólo hace falta aprender a verlos. Nos pasarán cosas que no tienen ninguna gracia, pero tampoco es cuestión de hacer tragedia de todo, porque el hacer tragedia nos resta fuerza para encontrar la solución.
Necesitamos desarrollar el sentido del humor. Y la presencia de Dios (fuente de la Alegría ─con mayúsculas─) supone una potente ayuda.
A veces la ironía sirve para hacer desarrollar el sentido común. ¿Un insulto es una ofensa o una firma sin carta?
Depende.
no busques una excusa para hacerlo gris.
-J.K. Oswaldo-
George Bernard Shaw recibió en cierta ocasión una carta curiosa. Era una cuartilla en la que no se leía más que una palabra: «Imbécil».
Ante ese hecho, Shaw comentó:
─He recibido en mi vida muchas cartas sin firmas, pero ésta es la primera vez que recibo una firma sin carta.
El sentido del humor tiene un potencial positivo tan enorme que es capaz de cambiar el insulto en motivo de risa y alegría.
El sentido del humor es la mejor manera de reaccionar ante los reveses de la vida. ¿Cómo encarar los fracasos inesperados, la visita de la enfermedad, el zarpazo de la incomprensión...? Aprendiendo a quitar importancia a la contrariedad. ¿Y eso cómo se hace? Riéndose de ella.
Winston Churchill lo decía a su manera: El optimista ve una oportunidad en cada calamidad; y el pesimista ve una calamidad en cada oportunidad.
Hay gente optimista por naturaleza, pero el optimismo también puede ser fruto de una decisión: esforzarse por ver el lado bueno de las cosas. Al cabo de un tiempo, puede llegar a ser un talante adquirido que ilumina ciertamente la vida.
Recuerdo que durante una época me ejercitaba en sonreír en los trayectos por la ciudad. La influencia de lo físico sobre lo psicológico es tal, que el hecho de sonreír me llevaba al buen humor que deseaba.
Por el contrario, cuando me dejaba llevar de la contrariedad e, instintivamente, fruncía el ceño y apretaba los puños, me asaltaban ideas coléricas. Cuando miraba al cielo y juntaba las manos en actitud de súplica y paciencia, siempre acababa pensado en Dios.
En todas las cosas que nos suceden podemos encontrar puntos de luz; sólo hace falta aprender a verlos. Nos pasarán cosas que no tienen ninguna gracia, pero tampoco es cuestión de hacer tragedia de todo, porque el hacer tragedia nos resta fuerza para encontrar la solución.
Necesitamos desarrollar el sentido del humor. Y la presencia de Dios (fuente de la Alegría ─con mayúsculas─) supone una potente ayuda.
A veces la ironía sirve para hacer desarrollar el sentido común. ¿Un insulto es una ofensa o una firma sin carta?
Depende.