«Se llama Elías. Tiene 29 años. Le falta una pierna que tiene amputada hasta la ingle. Le conocí en un gran hospital» Me cuenta durante una entrevista T. Claramunt y añade:
 
«Yo había ingresado hacía dos meses después de un grave accidente con una pierna rota. Un día nos encontramos los dos sentados, en sendas sillas de ruedas, aguardando turno en el servicio de radiodiagnóstico.
»Entramos en conversación. Elías, ya entonces, tenía una expresión simpática, sonriente. Siempre está contento y lleva con elegancia y alegría sus limitaciones.
 
»Me contó que le había atropellado un camión de 32 toneladas. Él iba a la escuela para recoger a sus dos hijos pequeños, montado en su moto. Fue un accidente muy grave y aparatoso. Sólo salvó la cabeza y un brazo.
 
»Estuvo en el hospital ocho meses. Me contó que había pasado tres meses en la UCI, en estado de coma, y que le habían suministrado sesenta litros de sangre.
 
»Hasta después de un mes de haber recuperado el conocimiento no se dio cuenta de que le faltaba una pierna.
 
»Con motivo de una operación quirúrgica en un brazo, convivimos en la misma planta e hicimos buena amistad.
»Ya que Elías no podía moverse de la cama, yo me llegaba a su habitación. Le hablaba e intentaba infundirle ánimos.
»Pronto me di cuenta de que Elías era una hombre con valores humanos y espirituales:
 
»Tenía un actitud serena.
»Era una persona optimista.
»Tenía su voluntad conformada.
»Muchas veces lo encontraba cantando.
 
»Transmitía paz y alegría... a quienes se acercaban a él.
»Cada vez que le visitaba para darle ánimos... quien salía reconfortado... era yo.
      
»Una vez, me dijo que sufrió mucho el día que recobró el conocimiento. Lo primero que hizo fue preguntar por sus hijos. Él no recordaba nada. Le dijeron que los niños estaban bien. Pero, él no los veía... y pensaba en lo peor... hasta que la dirección del hospital autorizó para que le visitasen. Elías emocionado me dijo:
 
— »“El día en que vi a mis hijos... fue el día más feliz y alegre de mi vida.”    
 
»También me dijo:
— »“A veces tengo momentos bajos, pero procuro superarlos, estar contento y cantar”.»
 




Alimbau, J.M. (2017).  Palabras para la alegría. Madrid: Voz de Papel.