Cuando mires un árbol centenario,
piensa que nació de una pequeña semilla.
-Van Thuan-
 
          Cuentan que en cierta ocasión una dama que visitaba una exposición del famoso Picasso, le preguntó al ver los cuadros abstractos:
─¿Cómo puede usted  pintar así?
Porque yo, señora ─le respondió el pintor─, pinto lo que veo.
Pues qué lástima, señor, que no vea lo que pinta.
 
          Cuantas veces a los creyentes nos hacen comulgar con ruedas de molinos y nos conformamos con ver lo que pasa sin profundizar en por qué pasa lo que vemos.
 
          Hay una auténtica ingeniería social para que a España no la conozca ni su madre: degradación del concepto de familia, legalización del «matrimonio» homosexual, educación para la ciudadanía, adoctrinamiento moral, conversión del aborto en un derecho, destrucción del orden moral, dinamitación del derecho natural, difusión del nihilismo con el dogma relativista, el materialismo y consumismo como único horizonte de futuro..., y todo ello envuelto en el papel celofán multicolor del «progresismo».
 
          Esto es lo que nos presentan a simple vista, pero ¿qué hay detrás? Lo diré con palabras del actual Papa Francisco: No estamos ante una mera lucha política, sino ante un proyecto que lo que busca es hacer inviable el Plan de Dios. 
          Que los enemigos de la civilización cristiana peleen por sus ideas, es normal; lo que no es tan normal es que los cristianos, dejándonos llevar de la apatía, no luchemos con decisión, ilusión y constancia contra leyes y costumbres que están socavando nuestra fe.
 
          El Vaticano II, en el decreto Apostolicam actuositatem, en el nº 7 dice: Misión de los seglares es obrar directamente en el orden temporal, haciendo que, dentro del respeto de sus leyes propias, se ajuste a los principios superiores de la vida cristiana. Hay que subrayar la importancia de la acción social de los cristianos. 
          La importancia de la acción social de los cristianos. El problema está en que hay creyentes que, imitando a esos superficiales y vagos lectores que solo pasan los ojos sobre las líneas sin preocuparse por leer entre líneas, no quieren darse cuenta que los cambios que vemos, tienen un claro por qué: hacer inviable el Plan de Dios.
 
          Hay que rezar, amigos, para que, abriendo los ojos, no solo veamos lo que vemos, sino que aprendamos a leer entre líneas.