Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 27
Es casual o causal que en la ciudad de Jaén se haya terminado la urbanización de la calle Cataluña en la parte por donde se accede al nuevo centro de salud. Sea lo que fuere los enfermos lo agradecerán mucho. Tanto como el resto de españoles aplauden que un puñado de valientes culpables secesionistas catalanistas está ya a la sombra carcelaria, excepto los de la banda de los cinco políglotas cobardes, igual de culpables, que iniciaron la aventura de un exilio político, sembrando siluetas de duda sobre la acción judicial española por el centro de la Unión Europea.
Un joven barcelonés, Pedro Nolasco, comerciante de piezas de tela, encuentra cómo en el año 1218, los cristianos cautivos por las incursiones árabes eran muy numerosos. Se le ocurre pagar por la libertad de aquellos presos por motivos religiosos hasta quedarse sin un chavo. Opta en hacer una “merced”: ofrecerse él como recluso a cambio de la libertad de otro. Aquellas “mercedes” levantaron, en la España de la Reconquista, muchas vocaciones de otros jóvenes que deseaban librar de las penurias penitenciarias a católicos sin mirarles las caras.
Así nació la orden de los mercedarios, quienes pusieron a la Virgen de las Mercedes, como patrona de sus obras caritativas a favor de los recluidos por motivos de conciencia religiosa en manos de la morisma. La ciudad condal es la primera en disponer el levantamiento de un templo a la Virgen de las Mercedes.
La obra redentora de los nuevos religiosos se extiende por toda la cuenca mediterránea y el interior de la península. Tanto que el obispo Pedro Pascual, religioso mercedario, llega a sentarse en la silla de San Eufrasio en los últimos años del siglo XIII. Aquí está la explicación de la presencia de un monasterio de la orden liberadora de cautivos en la ciudad de Jaén, hoy templo parroquial de la Merced, sito en el casco antiguo. El prelado Pedro Pascual es apresado en una incursión árabe a Jaén y llevado hasta Granada, donde morirá mientras celebraba la Santa Misa.
Era el año 1300, cuando Jaén se quedó sin aquel obispo mártir, pero ganó un intercesor en el Reino de los Cielos. Con el paso de los siglos el pastor mercedario recibió el nombre de una barriada y la titularidad de la propia parroquia, siendo, mientras, estudiado ampliamente por un sacerdote en su tesis doctoral, y posterior obispo de Cádiz y Ceuta, don Antonio Ceballos Atienza, hoy gozando de su jubilación como residente de las Hermanitas de los Pobres.
La orden mercedaria hoy ha orientado su acción pastoral a la dirección pastoral a reclusos de cárceles; a la redención de las nuevas esclavitudes que la actual sociedad aherroja a tantas personas sobre todo las más jóvenes; y luchar, desde la Doctrina Social de la Iglesia, para evitar que las injusticias nacidas de situaciones marginales puedan esclavizar a los más pobres de una sociedad materialista, consumista y atea.
Los ingresados en diversos centros penitenciarios españoles deben mirar a San Pedro Nolasco, barcelonés de cuna, e introductor de la advocación mariana de la Merced, patrona de los centros penitenciarios, para rogarle que les libere del fanatismo separatista, y a la masa de gentes que les han seguido inútilmente en un ciego destino que ha partido la sociedad catalana en varias hemorragias y ha servido para esclavizar a muchos con sus ideas supremacistas, racistas y lejos de la sensatez de la orden mercedaria, creada e impulsada como redentora, liberadora de cuerpos y almas, buscando la regeneración de los cautivos y desalmados.
Tomás de la Torre Lendínez
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