Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.                              

¿CASUALIDADES?

Ayer, durante la oración de la tarde, estaba intentado acabar un reto, pero no me convencía del todo, no acababa de saber expresarme. Así que, en ésas, levanté la mirada hacia el Sagrario y le dije al Señor: “Señor, tú sabes más. Este reto no acaba de salir, así que lo dejo... pero, ¿tienes pensado otro reto para mañana?”

Así permanecí en silencio unos segundos, hasta que la hermana que está sentada justo detrás de mí, me dio un golpecito en el hombro. Me volví. Ella, mientras extendía el brazo para darme mi capita, me dijo: 

-Te la acaban de bajar, póntela, que hace frío, no vayas a cogerte algo...

Me brotó una sonrisa e inmediatamente me puse la capita. Y es que, con ese gesto de amor, el Señor me estaba dando respuesta al diálogo que habíamos tenido justo en aquel momento. ¡Ahí estaba el reto!

El Señor siempre contesta nuestras preguntas, lo que sucede es que unas veces, sencillamente, no esperamos hasta escuchar su respuesta; y otras veces su respuesta llega, pero nos dejamos confundir llamándola “casualidad”.

La “casualidad” es como una venda que nos cierra los ojos para no ver más allá. Éste fue uno de los grandes cambios en mi vida tras tener mi primer encuentro personal con Cristo. Y es que, cuando cambias tu lenguaje, comienzas a creer que es real, que no existen las casualidades, que detrás de todo lo que te sucede está Cristo cuidando de ti. Ni un solo segundo de tu día pasa desapercibido para el Señor. Tú eres importante, muy importante para Él, y Su tarea es hacerte feliz, que puedas participar de Su Felicidad. 

Cuando comprendes en el corazón que no hay casualidades y que Él siempre está contigo, las cosas cambian de rumbo: caes en la cuenta de que Cristo sí que te escucha, y sí que te responde; lo que ocurre es que muchas veces son nuestros oídos los que aún no saben distinguir Su voz...

Hoy el reto del amor es cambiar el lenguaje de las “casualidades”. El papa Benedicto XVI dijo una vez: “¿Cómo se empieza a creer? Creyendo”. Hoy haz tú también la prueba, y comienza a abrirte a la posibilidad de que eso que te sucede no es casualidad. ¡Te sorprenderás! Y tu vida se convertirá en una aventura.

VIVE DE CRISTO

  
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¡Feliz día!