21 de octubre de 2017 · 109 nuevos beatos mártires claretianos · 1815 santos y beatos mártires de la persecución religiosa en España
Agradecemos a Hispania Martyr la elaboración de estos artículos como preparación espiritual para la beatificación del pasado sábado. Los dos últimos van en PDF, para que los descarguéis. Y ofrecemos para los mártires de Cervera un reportaje sobre lo que allí sucedió.
Beato Evaristo Bueria estudiante de la Comunidad de Vic fusilado
Evaristo Bueria Biosca nació en Montoliu, provincia de Lérida, y, a sus once años, en 1924, ingresó en el postulantado de Cervera, pasando luego al noviciado de Vic. Tras profesar el año siguiente, marchó a Solsona para los estudios de filosofía. En octubre de 1932 escribía a su madre:
«Amadísima madre, hemos llegado a tiempos muy malos, el demonio por medio de hijos del mundo persigue a los Misioneros como también a los que se precian de católicos, por eso, amada madre, le ruego que encomiende mucho al Señor y al Corazón de María nuestras necesidades».
El estudiante Evaristo Bueria cayó enfermo de tuberculosis, pero el 21 de julio de 1936 tuvo que abandonar la comunidad con el grupo mayor en los autobuses hacia Solsona. Los revolucionarios de Torá los detuvieron y les hicieron pasar la noche en el convento mercedario de San Ramón. Al día siguiente a Evaristo Bueria se le agravó la dolencia que le aquejaba y fue llevado al hospital de Cervera, siendo instalado junto con otros misioneros en dos salas del piso superior donde hacían vida conventual, rezando y preparándose para el martirio.
Tuvo oportunidades de fugarse del hospital y ponerse a salvo, pero Evaristo no las aceptó porque no podían salir con él todos sus compañeros, y quiso correr su misma suerte.
Escribía a su madre el día 11 de octubre de 1936, poco después de la muerte de su padre:
«Sra. Dª Teresa Biosca: Muy querida madre. Ya tenía escrita una postal para darle noticias de mi salud, pero acabo de enterarme que la enfermedad que padecía el padre desde hace tiempo, al fin lo ha llevado al sepulcro; es un golpe muy doloroso. Quizá pueda hacerle compañía a Vd. pues ahora puedo aceptar la invitación que hace tiempo me hizo de que fuera a casa; hasta ahora no he podido por razón de mi enfermedad, ahora estoy algo mejor y más animado y por otra parte los Sres. Administradores del Hospital me dan toda clase de facilidades para ir a Montoliu. Vea pues si alguien de casa puede venir a buscarme, y si no puede ser que al menos me hiciera una visita. Saludos a José y a Eulalia. Un abrazo de su hijo Evaristo Bueria».
Un día antes del martirio vino a verle su hermana Antonia, quedando en que al cabo de unos días volvería a buscarlo, pero en la noche del 17 de octubre de 1936 se presentó en el hospital un grupo de patrulleros capitaneado por Juan Solé y se llevaron en un camión a Evaristo Bueria y a otros 10 misioneros claretianos y los fusilaron en el cementerio de Cervera. Su último grito fue: ¡Viva Cristo Rey!
https://www.cardenaldonmarcelo.es/blog/martires_valencIa.pdf
https://www.cardenaldonmarcelo.es/blog/martires_sabadell.pdf
Agradecemos a Hispania Martyr la elaboración de estos artículos como preparación espiritual para la beatificación del pasado sábado. Los dos últimos van en PDF, para que los descarguéis. Y ofrecemos para los mártires de Cervera un reportaje sobre lo que allí sucedió.
Beato Evaristo Bueria estudiante de la Comunidad de Vic fusilado
Evaristo Bueria Biosca nació en Montoliu, provincia de Lérida, y, a sus once años, en 1924, ingresó en el postulantado de Cervera, pasando luego al noviciado de Vic. Tras profesar el año siguiente, marchó a Solsona para los estudios de filosofía. En octubre de 1932 escribía a su madre:
«Amadísima madre, hemos llegado a tiempos muy malos, el demonio por medio de hijos del mundo persigue a los Misioneros como también a los que se precian de católicos, por eso, amada madre, le ruego que encomiende mucho al Señor y al Corazón de María nuestras necesidades».
El estudiante Evaristo Bueria cayó enfermo de tuberculosis, pero el 21 de julio de 1936 tuvo que abandonar la comunidad con el grupo mayor en los autobuses hacia Solsona. Los revolucionarios de Torá los detuvieron y les hicieron pasar la noche en el convento mercedario de San Ramón. Al día siguiente a Evaristo Bueria se le agravó la dolencia que le aquejaba y fue llevado al hospital de Cervera, siendo instalado junto con otros misioneros en dos salas del piso superior donde hacían vida conventual, rezando y preparándose para el martirio.
Tuvo oportunidades de fugarse del hospital y ponerse a salvo, pero Evaristo no las aceptó porque no podían salir con él todos sus compañeros, y quiso correr su misma suerte.
Escribía a su madre el día 11 de octubre de 1936, poco después de la muerte de su padre:
«Sra. Dª Teresa Biosca: Muy querida madre. Ya tenía escrita una postal para darle noticias de mi salud, pero acabo de enterarme que la enfermedad que padecía el padre desde hace tiempo, al fin lo ha llevado al sepulcro; es un golpe muy doloroso. Quizá pueda hacerle compañía a Vd. pues ahora puedo aceptar la invitación que hace tiempo me hizo de que fuera a casa; hasta ahora no he podido por razón de mi enfermedad, ahora estoy algo mejor y más animado y por otra parte los Sres. Administradores del Hospital me dan toda clase de facilidades para ir a Montoliu. Vea pues si alguien de casa puede venir a buscarme, y si no puede ser que al menos me hiciera una visita. Saludos a José y a Eulalia. Un abrazo de su hijo Evaristo Bueria».
Un día antes del martirio vino a verle su hermana Antonia, quedando en que al cabo de unos días volvería a buscarlo, pero en la noche del 17 de octubre de 1936 se presentó en el hospital un grupo de patrulleros capitaneado por Juan Solé y se llevaron en un camión a Evaristo Bueria y a otros 10 misioneros claretianos y los fusilaron en el cementerio de Cervera. Su último grito fue: ¡Viva Cristo Rey!
https://www.cardenaldonmarcelo.es/blog/martires_valencIa.pdf
https://www.cardenaldonmarcelo.es/blog/martires_sabadell.pdf