Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 36
MIS CHILINDRINAS
Termina hoy la feria de San Lucas en Jaén, la última del calendario festivo andaluz. Existe una costumbre del buen humor de esta tierra: las Chilindrinas, consistentes en unos sencillos carteles caricaturizando y bromeando sobre la vida local, regional, nacional y extranjera en el último año. Se colocan sobre la reja que cubre el palacio de la Diputación, a la altura de la vista de los paseantes y curiosos, quienes sonríen ante el sarcasmo de dibujos y comentarios.
Pocos asistentes esconden la carcajada y la sana crítica que exhalan las Chilindrinas. Uno de los temas más repetidos son los tragicómicos acontecimientos catalanes, ya que están hasta dentro de las sopas que en estos días de frío otoñal nos metemos entre pecho y espalda.
La risa, la broma, el buen humor, la retranca…no está reñida con la vida de los católicos. Corre por la historia eclesial un dicho clásico: Un santo triste, es un triste santo. San Francisco de Asís fue el primero que definió en que consiste la verdadera alegría. En el libro Avisos espirituales de San Francisco de Asís, encontramos un capítulo, donde nos dice que la verdadera alegría no está en una visita inesperada de todos los obispos y arzobispos del mundo; ni tampoco en la conversión de todos los infieles.
La verdadera alegría está, dice San Francisco de Asís, en que volviendo andando hasta su convento: “Ya de noche avanzada, llego aquí; es tiempo de invierno, todo está embarrado y el frío es tan grande, que en los bordes de la túnica se forman carámbanos de agua fría congelada que hacen heridas en las piernas hasta brotar sangre de las mismas.” Y continúa: “Y todo embarrado, helado y aterido, me llego a la puerta; y, después de estar un buen rato tocando y llamando, acude el hermano portero y pregunta quien era”.
Tras identificarse, el portero lo envía con viento fresco, a que se vaya con los tipos que no tienen donde dormir. San Francisco afirma entonces: “Si tuve paciencia y no he perdido la calma, en esto está la verdadera alegría, y también la verdadera virtud y el bien del alma.”
En esto está la verdadera alegría, a pesar de tener que soportar un Gobierno sin pulso ejecutivo, ayudado por una oposición de pitiminí, con la colaboración escénica de unos políticos cafres y destructores de la economía regional y nacional, pisadores de toda la legislación civil, penal y mercantil, y merecedores de estar a buen recaudo en una cárcel de alta seguridad.
En esto está la verdadera alegría, a pesar de contar por cientos las empresas que huyen de la tierra catalana buscando un sol de ley para no perder el pan y el perro a otro lugar de España.
En esto está la verdadera alegría, a pesar de conocer el tamareo de ciertos medios de comunicación palmeros del golpe de Estado a cámara lenta nacido hace años. Medios informativos que debían ser cerrados a cal y canto por cantar y contar mentiras como molinos de viento, que se tragan medios de difusión de masas extranjeros, aunque pretendan pedir un perdón más pasado que una uva pasa en este otoño irregular y tardío.
En esto está la verdadera alegría, a pesar de las travesuras sacerdotales de equis firmantes de cartas a diestro y siniestro rogando que se conceda “el derecho a decidir y dialogar” a unos cuentistas y chantajistas capaces de seguir delinquiendo ante la inoperancia de un ejecutivo sin pulso y los cuates que les acompañan y les ruegan proporcionalidad y corta duración en la aplicación de un artículo, cuyo número llevo en la próxima lotería navideña por si las moscas.
Tomás de la Torre Lendínez