Año del Señor 2022
16 de noviembre
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
CON TAL QUE LO QUIERAS VER
Ayer salí con otra hermana a dar un paseo y las dos íbamos comentando qué bonito estaba todo. Siempre me llama la atención los tonos amarillos y naranjas del otoño, me encanta ver los cambios de esta gama de colores en los árboles, las hojas caídas y, a la vez, una hierba verde crecida con las primeras lluvias del otoño…
Además el día estaba muy nublado, sin embargo, durante nuestro paseo, vimos una estrella brillar con fuerza. Era curioso, porque las nubes no dejaban ver el cielo, y no se veía ninguna más, solo aquella estrella brillante.
Un simple paseo se puede convertir en todo un espectáculo… ¡con tal que lo quieras ver!
Y es que el Señor se manifiesta en nuestra vida a cada paso, a cada instante, con un paisaje o con esa persona con la que intercambias unas palabras, con un recuerdo o iluminando una palabra a tu mente mientras lees o estudias… Eso sí, con tal que quieras ver que es Él, que está ahí, y que se quiere manifestar en tu vida.
“Con tal que lo quieras ver”, esa era la frase que me venía continuamente. Porque yo soy la primera que he pasado cientos de veces por lugares impresionantes, y no me he percatado de casi nada de lo que mis ojos podían ver, o tantas veces en que mis oídos no han sabido escuchar al hermano, o incluso esas veces en que la casualidad es la “base científica” de las cosas que nos pasan…
Y es que el Señor está bajo apariencias insospechadas que requieren solo de una cosa por nuestra parte: la Fe. Lo mismo le sucedió a Cristo durante su vida terrena. De todos los que convivieron con Él, muchos solo veían a un hombre, y solo algunos, con la Fe, descubrieron que verdaderamente era el Mesías esperado, el Salvador. O, sin ir más lejos, nos sucede cada día en la Eucaristía. Nuestros ojos humanos solo ven pan, pero, con los ojos de la Fe, sabemos que Él está ahí, vivo, presente y real.
Así que le preguntaba al Señor cuál es la clave para verle, para descubrirle. Y mirando el Evangelio comprendí que todos los que se dejaron salvar, curar y atraer por Jesús, tenían un mismo denominador común: la sencillez de corazón. Y es verdad, porque a veces complicamos tanto al Señor que es imposible que le veamos. Sin embargo, Él está ahí, siempre, para nosotros, en lo sencillo de cada día.
Hoy el reto del amor es descubrir al Señor en tres cosas de tu vida cotidiana. Hoy pídele tener abiertos los ojos de la Fe, para que, con un corazón sencillo, puedas descubrir cómo Él tiene preparada esa palabra que necesitas escuchar, ese paisaje que te alegra el corazón o ese detalle que, por ser inesperado, te devuelve la ilusión…
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
©Producciones es El- Vive de Cristo (Dominicas Lerma)
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