“Clouds” y el ejemplo de Zach Sobiech.
El testimonio de un joven de 18 años ha inspirado a millones de personas en diferentes lugares del mundo (yo soy una de ellas). Se trata de Zach Sobiech (1995 – 2013) a quien le fue detectado un osteosarcoma que luego hizo metástasis en los pulmones. Este es el argumento de “Clouds”, la película realizada por Disney, recientemente estrenada en América Latina, basada en una historia real.
Zach, quien cursaba su último año de colegio en Minnesota Estados Unidos, pudo haber caído en una desesperación permanente al enterarse de que su enfermedad no tenía cura. Sin embargo, la confianza en sí mismo, las buenas amistades, el amor que recibió, su fe en Dios (cultivada en su familia), y en la Virgen, lo hicieron convertirse en un gran luchador, en entender que tenía una misión que cumplir en el poco tiempo que le quedaba y que era necesario que desplegara su talento musical y su espíritu de joven poeta para convertir su hondo dolor en música alegre, inspiradora y llena de esperanza. Así su mensaje se hizo viral en YouTube con su canción “Clouds”, que grabó junto con su amiga de infancia Sammy Brown.
Esta canción, la misma que le da el nombre a la película, categoriza la fuerte experiencia que tuvo Zach de descubrir que estaba a poco tiempo de partir, que volaría más alto y a un lugar más bello que la tierra y que era necesario agradecer el don de la vida y hacer ver que los lazos de amistad podían superar incluso la muerte.
Este tipo de películas nos hacen ver que siempre tendremos en nuestra mente muchos por qués sin respuestas claras. La muerte de un joven desconcierta a cualquiera. Son momentos en lo que, como se diría coloquialmente, “se desordena la fila”. Es desgarrador ver a padres enterrando a sus hijos, a colegiales despidiendo a uno de sus compañeros. No cabe en ninguna lógica humana. Pero hay muertes que, por mayores que sean los esfuerzos para detenerlas, son inevitables.
"Clouds" nos enseña que la vida de una persona no depende de cuán larga pueda ser, sino de cuán intensa es si se aprovechan bien los talentos y si se aprende a sacar lo mejor de cada experiencia, incluso de los momentos más desoladores como sufrir una enfermedad terminal.
Esta película muestra las batallas interiores de Zach sin ingenuidades. Más bien nos deja ver los altos y bajos que enfrentó. Por más buen espíritu que tenga un enfermo de cáncer, hay momentos de desesperación, de honda tristeza, de pensar en que el fin de su vida está tan cerca y de percibir el sufrimiento de los demás a raíz de ello. Hay frustración a la hora de ver cómo una enfermedad puede cambiar los planes propios y los de los seres queridos. Todo esto hizo parte de la lucha de Zach y “Clouds” lo deja ver, pero su alma alegre lo hizo ir más allá de los sentimientos tan humanos que experimentó.
“Clouds” me reiteró cómo de hechos tan dolorosos pueden salir grandes frutos como el testimonio de Zach que ha tocado a tantas personas y el saber que el dinero recaudado por sus canciones está siendo destinado para una fundación creada por él que investiga vías de cura y tratamiento para el cáncer que padeció. Sus 18 años fueron suficientes para ser un agente de cambio. Como lo dijo el mismo protagonista: “Tú no necesitas descubrir que estás muriendo para empezar a vivir”.