El pedagogo y fundador P. Poveda, escribía la siguiente reflexión a la directora general de la Institución Teresiana y de la Academia Santa Teresa:
 
«El Salmo 117,15 dice: «Diste alegría a mi corazón» y San Agustín comenta: «Nos enseña dónde debemos buscar la alegría, que es dentro de nosotros: en el corazón, en nuestro interior.”
 
»Se me ocurre esta reflexión, porque viviendo tan en medio de las gentes, tan llena de asuntos, tan rodeada de impresiones diversas, ofrece alguna dificultad mantenerse alegre, haciendo una abstracción de todo lo que nos puede quitar esa alegría. Y el remedio es eficaz. Porque:

— »si la alegría se funda en lo de fuera, vendrá y marchará según los acontecimientos;
— »pero si hace radicar en el corazón, y éste se amuralla bien, no habrá peligro.
 
— »Cuando lo de fuera nos mueva a tristeza...
— »Echaremos la mirada hacia dentro, a lo más secreto del alma..., y encontraremos alegría.
 
»Es un recurso del que tendrás que echar mano con frecuencia.
»Allí hallarás siempre motivo para estar alegre, aunque te rodeen los acontecimientos más lúgubres.
 
»Además es tan interno el corazón, que bien puede ser el depósito de los más delicados motivos de alegría sin peligro de que se escapen.»

Afirmaba Marsol: «La alegría habitual —aún en las tribulaciones— es la característica de los santos




Alimbau, J.M. (2017).  Palabras para la alegría. Madrid: Voz de Papel.