Ingeniería social con las palabras
Me parece que no somos conscientes del ataque que supone la manipulación de las palabras a nuestras ideas personales, y en definitiva a nuestra conciencia y a la libertad. Casi nada.
Maestros dictadores
Es cierto que la historia humana está invadida por las mentiras y la manipulación de las palabras utilizadas por cualquier totalitarismo para sus propagandas. Los laboratorios de palabras e ideas han sido y son esenciales para los dictadores pues sus asesores en la sombra saben que el engaño es esencial para alcanzar el poder y sostenerse en él. Necesitan adueñarse de las mentes y de la conciencia de las gentes, del pueblo al que se presentan como mesías salvadores: Hitler, Lenín, Stalin, Gadafi, los Castro, Chavez, Maduro, Jomeini, Kim Jung-un.
Por eso el nazismo ha gastado muchas energías en organizar sus laboratorios de manipulación, pero no menos que el comunismo marxista que explotó en Rusia con la Revolución de octubre hace ahora cien años. Los dictadores comunistas someten a las gentes con su propaganda barriendo la libertad de prensa como ocurre en algunos países bolivarianos sostenidos desde Cuba. Y con otra cultura distinta el déspota de Corea del Norte cabalga sobre la mentira y la violencia. En el ámbito del Islam sus dictadores no sólo persiguen a los cristianos y a la disidencia sino que engañan a sus gentes con la manipulación y el odio a Occidente, pasando de las palabras a la financiación del terrorismo yihadista.
Posverdad
Las antiguas maniobras tan funestas del primer comunismo o del nazismo parecen ahora un juego de niños perversos en comparación con los medios de perversión de ideas que tenemos en la actualidad. Con la confusa idea de la «posverdad» entendemos hoy que «nada es verdad ni mentira sino del color del cristal con que se mira». Las palabras se han hecho elásticas y cada uno las utiliza como quiere campando en un relativismo gnoseológico, ético y religioso que resulta letal para la cultura y la civilización.
Gramsci consolidó el neocomunismo llevando la revolución a la cultura ideologizando a los profesores y dominando especialmente el lenguaje de los medios de comunicación; su ariete no fueron los trabajadores sino los intelectuales orgánicos inventores de palabras para dominar la conciencia de las masas. Y lo están consiguiendo en buena medida.
Aunque Gramsci no incidiera directamente en esto sirven ahora como botón de muestra algunos ejemplos ya conocidos. Las viejas manipulaciones que ya han triunfado para designar al aborto como interrupción voluntaria del embarazo; el homicidio terapéutico llamado eutanasia, progenitor en lugar de padre o madre, algo insufriblemente ridículo. Y ahora llamamos matrimonio a cualquier ayuntamiento al margen de la sexualidad natural; vivir en pareja al adulterio; orgullo a la desgracia; la feísima palabra escrache para el acoso; piquete informativo al matonismo sindical, o lucha armada al terrorismo etarra. No digamos en el ámbito político donde se utiliza la memoria histórica cuando se falsifica la propia historia alterando la realidad de los hechos; desconexión a la independencia; choque de trenes al hecho de arrollar el estado de derecho.Etcétera.
Ideas limpias
Pocos se dan cuenta del lavado de cerebro con el que los populistas manejan al pueblo y tratan de conquistar la conciencia ajena, y menos los que son capaces de reaccionar con valentía al menos no utilizando las palabras engañosas de la «posverdad».
Ha fallecido hace poco la fundadora de la librería Lagun levantada junto con su marido, víctima repetida de ETA. Ellos han sido el símbolo de la lucha paciente y pacífica contra los terroristas etarras, que señalaron a Lagun como objetivo para abatir; lo intentaron varias veces pero no consiguieron que se marcharan. Hoy ETA ha dejado las balas porque la serpiente ha cambiado de piel y ya está en las instituciones del País Vasco, pero Lagun sigue abierta porque las palabras verdaderas, las ideas limpias y las libertades permanecen en los frágiles libros que los manipuladores totalitarios intentan destruir.
Jesús Ortiz López