La perfecta alegría en la espiritualidad franciscana procede de sentirse amado por Dios y estar enamorado de Él y de todas sus criaturas. Y es que cuando uno uno está enamorado:
— los sacrificios no pesan,
— el desprendimiento libera,
— el dolor purifica,
— el canto eleva...
Fr. A. Gemelli escribe en Il Francescanesimo sobre los caminos que conducen a la alegría. Cita los siguientes:
— «Eliminar los deseos inútiles;
— »Obrar con una dedicación correspondiente a la propia vocación, tan compacta y veloz que no deje lagunas para las fantasías y sentimentalismos;
— »Caminar siempre por los caminos reales, al sol;
— »Contentarse con poco;
— »Gozarse en todo;
— »Como signo de predestinación, amar celosamente al dolor, esperarlo como un amigo;
— »Confiar en Dios;
— »Hacer siempre su voluntad.»
Y el autor arriba citado termina diciendo:
— «Todo esto crea un estado de ánimo que se llama alegría.»
Alimbau, J.M. (2017). Palabras para la alegría. Madrid: Voz de Papel.