Apenas elegido Joseph Ratzinger como Pontífice, los bulos, mitos y leyendas negras contra Benedicto XVI se dispararon por Internet. Y siguen circulando por distintos medios. Es bueno recordarlos para rebatirlos. Estas son las acusaciones más comunes.
1- Ratzinger fue nazi.
Es la acusación más fácil de hacer y más llamativa. No es ningún secreto lo que sucedió porque el mismo Ratzinger lo cuenta en sus memorias y también conocemos los testimonios de su hermano Georg. Siendo niños, la familia Ratzinger se mudó varias veces escapando de presiones de los nazis.
En 1939 Joseph entró en el seminario menor, con 12 años. Fue obligatoriamente apuntado a las Juventudes Hitlerianas, aunque su profesor de matemáticas, el militante nazi al cargo, hacía la vista gorda y le permitía no acudir a los actos de formación hitleriana. En 1943, en plena II Guerra Mundial, con 16 años, fue llamado a filas con todos los compañeros del seminario para servir en la defensa antiaérea.
Al año siguiente, se le recluta para tareas de defensa anti-tanque en la Legión Austriaca (que él definió como “ideólogos fanáticos que nos tiranizaban sin descanso"). En primavera de 1945, acercándose los aliados, deserta del ejército. En su pueblo de Traunstein los norteamericanos lo detienen: lo encierran como prisionero de guerra, para ser liberado en junio.
Ratzinger nunca creyó la propaganda nazi, ni militó en el partido, ni compartió la ideología; más aún, toda la experiencia le sirvió para desconfiar de las ideologías totalitarias y deshumanizadoras así como de la guerra. Sólo fue un niño alemán, uno de tantos reclutados por un régimen militarista y totalitario para defender su país.
2- Ratzinger dice que sólo se salvarán los “católicos, apostólicos y romanos”
Se quiere acusar a Ratzinger de poco ecuménico y lejano al diálogo interreligioso. Es falso: como alemán se formó conviviendo con luteranos y ha tenido un papel importante en el acuerdo alcanzado con los luteranos acerca del tema de la justificación. En su primera misa como Benedicto XVI se ha comprometido a “trabajar sin ahorrar energías en la reconstitución de la unidad plena y visible de todos los seguidores de Cristo. […] “Para ello no bastan las manifestaciones de buenos sentimientos. Son precisos gestos concretos que entren en los ánimos y remuevan las conciencias, llevando a cada uno a aquella conversión interior que es el presupuesto de todo progreso en el camino del ecumenismo”. En esta misa ha dicho que “está dispuesto a hacer todo lo posible para promover la fundamental causa del ecumenismo”.
En Dominus Iesus la Iglesia católica reforzó y aclaró su doctrina sobre la salvación: que sólo Jesucristo puede salvar a los hombres y darles vida eterna; que la única Iglesia de Jesús es la católica, con el Papa y los obispos; que las iglesias ortodoxas (con obispos y sacramentos válidos) son verdaderas iglesias particulares, aunque les falte la plena comunión que Jesús deseaba; que las comunidades cristianas protestantes y evangélicas no son Iglesia en sentido propio, aunque sus miembros, bautizados, tiene “una cierta comunión, si bien imperfecta, con la Iglesia” y “el Espíritu de Cristo no ha rehusado servirse de ellas como medios de salvación".
Respecto a los no cristianos, pueden ser salvados por Cristo (que es el único Salvador) de forma misteriosa “por caminos que Él sabe” y mediante “una misteriosa relación con la Iglesia". Lo que no se puede decir es que “la Iglesia es un camino de salvación al lado de aquellos constituidos por las otras religiones", porque aunque otras religiones no cristianas pueden tener elementos religiosos que vienen de Dios, carecen de la eficacia salvadora de los sacramentos cristianos y hay ritos y errores y supersticiones que son más bien un obstáculo para la salvación.
3- Ratzinger es un “alemán de talante germánico y cuadrado”
Para nada. Ratzinger lleva 25 años en Roma y todo el mundo allí le considera “casi un italiano". En “Informe sobre la fe", Vittorio Messori le entrevistaba y le preguntó: “¿habría preferido usted una Iglesia con centro no en Italia sino en Alemania?” “¡Qué ocurrencia! -contestó riéndose-. Tendríamos una Iglesia demasiado organizada. Imagínese que solamente en mi arzobispado [Munich] había 400 funcionarios y empleados todos bien retribuidos. Sabemos que cada oficio tiene que justificar su propia existencia produciendo documentos, planificando nuevas estructuras, organizando asambleas. […] Es preferible el espíritu italiano, que al no organizar demasiado, deja espacio para los individuos, para las iniciativas, para las ideas originales que son indispensables para la Iglesia. Todos los santos fueron hombres de imaginación, no funcionarios del aparato.”
4- Ratzinger está contra el Concilio Vaticano II
Completamente falso. Ratzinger asistió al Concilio como experto y asesor teológico del cardenal de Colonia en las cuatro sesiones de 1962 a 1965. Es de la generación que ha vivido, aplicado y desarrollado el concilio. Al pasar los años, ha lamentado cambios y pérdidas en la Iglesia que no figuraban en el Concilio. En varias ocasiones ha expresado que muchas cosas del Vaticano II aún no se han aplicado y que por lo tanto no tiene sentido organizar un Concilio Vaticano III. El nuevo Papa, en su primera misa como Benedicto XVI, ha declarado: “Quiero reafirmar con fuerza la voluntad decidida de proseguir en el compromiso de realización del Concilio Vaticano II, siguiendo a mis predecesores y en continuidad fiel con la tradición bimilenaria de la Iglesia”.
5- Ratzinger está contra la laicidad y la aconfesionalidad de los Estados
En absoluto es cierto. El teólogo alemán está considerado como uno de los mejores conocedores de la cultura moderna y del mundo laico. Por ello mismo admite en los Estados “el laicismo justo y la libertad de religión". Lo definía así en una entrevista en LA REPUBBLICA del pasado 20 de noviembre: “El laicismo justo e sque el Estado no impone una religión, sino un espacio libre para las religiones y una responsabilidad hacia la sociedad civil, y permite a las religiones ser factores en la construcción de la vida social.”
En la misma entrevista denunciaba: “En la vida política parece casi indecente hablar de Dios como si fuese un ataque a la libertad de quien no cree. […] Me parece necesario volver a descubrir -y existen las fuerzas para ello- que también la esfera política y económica necesita una responsabilidad moral, que nace del corazón del hombre y que tiene que ver con la presencia o ausencia de Dios. Una sociedad en la que Dios está totalmente ausente se autodestruye. Lo hemos visto en los grandes regímenes totalitarios.”
6- “Nos hará volver al latín y a la misa de espaldas”
Es una exageración bastante grotesca. Curiosamente, muchos expertos han señalado que en ningún documento del Concilio Vaticano II se acordó la eliminación total del latín de la liturgia y la misa. Ratzinger en diversas ocasiones ha expresado que sería bueno recuperar el latín para diversas partes invariables de la misa, por ejemplo, más aún en una Iglesia tan globalizada donde en los grandes encuentros internacionales tendría sentido una cierta unidad de lengua en la liturgia. También ha defendido la licitud de los ritos anteriores al Concilio Vaticano II, en diversas circunstancias. Pero lo cierto es que aunque ha sido un atento vigilante de los excesos en la liturgia es un defensor de la misa tal como la conocen las generaciones del post-concilio y no habrá revoluciones en este sentido.
7- “Propone una religión sólo de moral y reglas”
Otra falsedad. Ratzinger es un buen pastor y teólogo y lo que enseña es la verdad sobre Jesús de Nazareth. El centro es Jesús, no una serie de normas. “La moralidad debería inspirarse por un encuentro con Jesucristo, y no por una serie de indicaciones; es un encuentro de amor", decía en noviembre del 2003 analizando en un congreso la encíclica Veritatis Splendor. “Si hay un encuentro con la persona viva de Jesucristo, de este amor fluye el resto", insiste.
8- “Está contra el rock y la música moderna”
El nuevo Papa es un enamorado de Mozart, Bach y virtuoso del piano. Su hermano Georg dirige los coros de la Catedral de Regensburg (Ratisbona, Alemania). En diversas ocasiones ha criticado la música clásica moderna ("para esteticistas y eruditos") y buena parte de la música pop ("no es realmente popular, está diseñada por mercadotecnia"). Hablando de música en la liturgia ha establecido un criterio a atender en su libro El Espíritu de la Liturgia: “¿este tipo de música integra al hombre elevándolo a lo superior o causa su desintegración en una intoxicación sin forma o en mera sensualdiad? Este es el criterio para una música en armonía con el logos, una forma de logike latreia (adoración razonable, digna del logos).” De todas formas, movimientos católicos muy extendidos y populares como la Renovación Carismática o el Camino Neocatecumenal hacen un uso extensivo y profuso de guitarras y músicas movidas en la liturgia y se sabe que Ratzinger, pese a su detallismo en liturgia, nunca los ha criticado y de hecho habla muy bien de ellos.
9- No es tolerante ni dialogante
Esto es un cliché. Ratzinger ha trabajado durante años en un cargo concreto: la Congregación para la Doctrina de la Fe, que consiste sobre todo en escuchar y leer tesis teológicas y examinar si son católicas o son otra cosa. Es evidente que aquellos cuyas tesis han sido desaprobadas han insistido en la “inflexibilidad” de Ratzinger. En realidad sus colaboradores y quienes le conocen bien señalan su gran capacidad de escucha y diálogo, compatible con su firmeza en los temas de doctrina y magisterio.
10- Es antisemita
Este es uno de esos rumores sin más origen que el hecho de saber que es alemán. Se lee mucho últimamente en foros de Internet por parte de gente que hace un mes no sabían ni de la existencia de Ratzinger. Ahora han oído que es alemán y es “muy duro” y añaden de cosecha propia que es antisemita. Algo parecido sucedió con J.R.R.Tolkien: al leer que este genial novelista nació en Sudáfrica muchos escribían de él que “los orcos son negros porque Tolkien es racista debido a su origen sudafricano", cuando en realidad el escritor británico -dejó Sudáfrica con 4 años- era un firme opositor al racismo. Ratzinger no es en absoluto antisemita, y junto con Juan Pablo II es el gran promotor de la idea de que los judíos son los “hermanos mayores en la fe” de los cristianos.
(Fuente del texto: “ForumLibertas")