Como ya me conozco, no me hice caso, sabiendo que la siguiente tarea la comenzarÃa con la misma ilusión, pero, al poco, me volverÃa a suceder lo mismo.
En ese momento caà en la cuenta de que esto es una debilidad, y el Señor me regala experimentar que yo sola nunca terminarÃa las tareas. Me hizo consciente de que Él estaba conmigo, y que aquello lo estábamos haciendo juntos. El resto del tiempo se me pasó volando, y, al terminar, sentà una gran alegrÃa por haber entendido un poco más esto.
SerÃa incomprensible que el Señor nos pidiera algo, cualquier cosa, por más pequeña o grande que fuera, sin habernos dado antes la Gracia de su presencia para emprenderla y llegar con Él hasta el final.
Hoy el reto del Amor es completar hasta el final la tarea que tienes entre manos. Todo cambia cuando descubres que es Él quien lo hace en ti, que en tu debilidad Cristo será tu fortaleza. Y te verás haciendo cosas que sabes que nunca habrÃas podido hacer... de no ser porque es Él quien lo hace en ti.