Por. Francisco Javier Valdivia Valdivia
En la calle Abasolo Nº 115, frente al templo del Señor del Encino, en medio de dos conocidos restaurantes, está la casa donde vivió don José de Jesús López y González, el único obispo de Aguascalientes, nacido en esta tierra, la cual han convertido en museo; lugar donde aún perdura su esencia y se percibe su santidad.
La hermana María Consuelo Reyes Díaz de León, de la Congregación Maestras Católicas del Sagrado Corazón de Jesús, encargada del recinto y de las causas de llevar a los altares al obispo aguascalentense, manifestó en entrevista exclusiva para EL SOL DEL CENTRO “ya culminamos exitosamente que don José de Jesús López y González, nuestro fundador, fuera nombrado Siervo de Dios y hace pocos días el Papa Francisco lo declaró Venerable, lo que es una noticia sumamente importante para la comunidad católica de todo el mundo, especialmente para México y nuestro Estado”.
Recibimos mensajes de gente de otros países felicitándonos y dándonos la noticia, que es motivo de regocijo para nuestra comunidad religiosa, para la Diócesis local. ¡Trabajaremos por tener un santo en los altares, quien fue obispo, nacido, crecido, muerto y sepultado en Aguascalientes!.
Para dicho proceso de Canonización, un comité diocesano inició el 5 de noviembre de 1996 con la investigación de su vida, de sus virtudes, interrogando a personas que lo conocieron y recabando información de su obra, sus escritos y otros datos.
La religiosa recibió al reportero con la frase “este fue el hogar de una familia santa, aquí vivió el obispo y doctor José de Jesús López y González -hoy Venerable-, con su mamá doña María del Pilar González, del barrio del Encino y sus hermanas Estéfana, Luciana, María Mercedes, Francisca y Mariquita; su papá Apolonio López, murió cuando él tenía tres años.
Don José de Jesús López y González nació en Cotón, Aguascalientes el 15 de octubre de 1872, ingresó al Seminario de Aguascalientes a estudiar Filosofía en 1885, no había diócesis en esta ciudad, era cuando el estado pertenecía aún a Guadalajara, cuyo obispo mandó cerrar la institución por falta de maestros y seminaristas, así que el aguascalentense estudió la Teología solo, seguramente con la asesoría de algún sacerdote, al concluir se trasladó a la Perla Tapatía donde presentó examen, se ¡fue en burro!, el viaje duró seis días de ida y otros seis de regreso… allá, -según su biógrafo-, su examen fue brillantísimo, por lo que se hizo acreedor a un premio y una beca para que prosiguiera sus estudios, lo que hizo y se ordenó sacerdote en la capilla privada del señor obispo don Pedro Loza y Pardavé en 1897; la Cantamisa fue el templo de San Felipe Neri.
En Aguascalientes ejerció su ministerio sacerdotal primero como vicario en la parroquia de Jesús María; luego lo mandaron a Asientos y siguió en Cosío, luego en la ciudad capital se hizo cargo de la Escuela Libre de Derecho, de educación Media, fray José de Jesús Portugal y Serratos la mandó cerrar luego. Continuó su labor ministerial desempeñando varios cargos que le confirió el entonces Excmo. obispo Ignacio Valdespino y Díaz, de quien llegó a ser su Secretario y Vicario General y posteriormente estuvo a cargo de la diócesis por 22 años, siendo el tercer obispo de Aguascalientes, el único nacido en esta tierra; primero fue nombrado obispo auxiliar el 1 de julio de 1927 por el Papa Pío XII y consagrado obispo el 30 de marzo de 1928, en San Antonio, Texas, ya que todavía prevalecía en México la persecución del estado a la iglesia, murió el 11 de noviembre de 1950.
Por supuesto que hizo mucho bien a la comunidad como obispo, condujo magistralmente los destinos de la diócesis; sobre todo tomando en cuenta que el tiempo que tuvo esa responsabilidad fue muy difícil, era la época de la persecución a la iglesia, cuando perdió su representatividad jurídica ante el estado, que en la Constitución de 1917 quedó reducida a nada; sin embargo, don José de Jesús López y González, en la clandestinidad hizo su trabajo, construyendo las instituciones que le dieron vida y fortaleza espiritual a la diócesis local… fundó e impulsó la Acción Católica, la congregación para la doctrina cristiana; le laceraba el corazón ver a tantos niños que no tenían escuela, así que fundó la congregación Maestras Católica del Sagrado Corazón de Jesús; también hizo una obra grande con la Liga de Recíprocos Auxilios entre el Seminario y los fieles, ya que esta institución desapareció por la persecución; sin embargo, él con su propio dinero, con apoyos de bienhechores, escondió y sostuvo a los seminaristas, quienes no tenían casa o edificio propio, incluso a algunos los mandó a Estados Unidos.
El museo a la memoria del III Obispo de Aguascalientes, es una bella casona donde se respira paz y tranquilidad, en la primera sala hay ornamentos que utilizó don José de Jesús López y González como obispo, su mitra, casulla, solideo, báculos, zapatillas, capa magna, albas y sotanas; así como sombreros, y objetos personales.
En la segunda sala tienen algunas fotografías de diversos eventos que organizó como pastor diocesano en su tierra; el Congreso Catequístico en 1939 y otro en 1949, donde preparaban a muchos niños y daban conferencias a los catequistas, sacerdotes, padres de familia, de todas las parroquias; imágenes de diferentes momentos, como cuando recién fue ordenado obispo. El congreso Eucarístico Diocesano, esto lo preparaban con dos años de anticipación en todas las parroquias, era para despertar la devoción a la eucaristía, porque deseaba que el reino de Dios se extendiera.
El Siervo de Dios siendo obispo quiso pertenecer a la Tercera Orden del Carmen, pues entre sus devociones sobresalía su preferencia a la Virgen del Carmen; por supuesto que a la Virgen de Guadalupe, la patrona de Aguascalientes Nuestra Señora de la Asunción y el centro de su adoración, el Sagrado Corazón de Jesús; asimismo fue admirador de Santa Teresa de Jesús, patrona de la congregación Maestras Católicas
La capilla es un lugar sublime, donde predominan las figuras religiosas de la predilección del santo varón aguascalentense, la Virgen de la Asunción, el Sagrado Corazón de Jesús, el recinto pequeño fue donde celebró don José de Jesús López y González, su primera misa como obispo, fue el 30 de marzo de 1928, donde consagró los óleos y el Santo Crisma, solamente asistido por un sacerdote y acompañado por su familia, a puerta cerrada, a las seis de la madrugada.
Otro lugar impresionante del museo es el dormitorio, está en la planta alta, donde predomina la figura de cera de don José de Jesús López y González, de su tamaño, que mandaron construir por motivo del Centenario de su nacimiento; el cuarto es sumamente sencillo, modesto y austero, solo con lo necesario; un pequeño escritorio y la vieja máquina de escribir Remington, aún está un cesto, conteniendo papeles, eran “borradores”, de lo que desechaba y tiraba el tercer pastor diocesano; una palangana antigua donde vertía agua y ahí se lavaba las manos, un biombo resguardando la pequeña y vieja cama de latón; también un cuadro de Santa Teresa de Jesús, a quien se encomendaba antes de dormir y al despertar en el reclinatorio; dos ventanales; unos exvotos que fieles le colocaron en su tumba y rescataron para ser exhibidos.