La fiesta de la Inmaculada es una de las fiestas más hermosas del año. Tiene un encanto especial. Acaso porque la Virgen María se nos ofrece, en el dogma de la Inmaculada, como el ideal soñado para la humanidad: joven, libre, limpia, soñadora, generosa, a punto para el amor y la entrega a la voluntad de Dios. La Inmaculada representa una vida atrayente, de rostro amable, sin fronteras, con el color azul de los mejores firmamentos. La Inmaculada nos invita a soñar: en sonrisas infinitas que nos brotan de lo más profundo de unas conciencias libres; en manos acogedoras, libres de ataduras; en corazones dispuestos al verdadero amor; en un mundo nuevo y mejor, por más humano y por más cristiano.

Por eso, en estos días, contemplando la silueta de María, con su manto azul, con sus manos juntas, con su mirada resplandeciente de felicidad, he querido escoger algunas de las frases, de las alabanzas, de los piropos más hermosos que le han dirigido místicos y ascetas, escritores y poetas. Me quedaría con este pequeño manojo perfumado por la ilusión y por los mejores anhelos.

"Fuego del divino rayo,
dulce flama sin ardor,
esfuerzo contra el desmayo,
remedio contra el dolor,
alumbra a tu servidor"
(Juan Rodríguez del Padrón. Siglo XIII)

"Gózote, gozosa Madre,
gozo de la humanidad,
templo de la Trinidad,
elegida por Dios Padre"
(Marqués de Santillana. Siglo XV)

"¿A quién debo yo llamar
vida mía,
sino a ti, Virgen María?"
(Juan del Enzina. Siglo XV)

"Virgen, que el sol más pura,
gloria de los mortales, luz del cielo,
en quien es la piedad como la alteza,
los ojos vuelve al suelo,
y mira un miserable en cárcel dura,
cercado de tinieblas y tristeza..."
(Fray Luis de León. Siglo XVI)

"Virgen que el sol más bella;
Madre de Dios, que es toda su alabanza;
del mar del mundo Estrella,
por quien el alma alcanza
a ver de sus borrascas la alabanza"
(Miguel de Cervantes. Siglo XVI)

"Si ociosa no, asistió naturaleza
incapaz a la tuya, ¡oh gran Señora!
Concepción limpia, donde ciega ignora
lo que muda admiró de tu pureza"
(Luis de Góngora. Siglo XVII)

"Hermosa Virgen, si alabaros quiero
por hermosa, por virgen, por prudente,
noble, humilde, magnánima y valiente,
pues que en todo a todas os prefiero"
(Lope de Vega. Siglo XVI)

Así la contemplaban y cantaban los poetas hace varios siglos. Y así seguimos contemplándola y cantándole en esta hora, en este siglo XXI, de tantos dramas y sobresaltos, de tantos caminos y encrucijadas. La fiesta de la Inmaculada nos deja el aroma, el sabor, el encanto de María. Y evocaremos, una vez más, como plegaria encendida, los preciosos versos de Antonio Machado:

"De tu divina gracia,
de tu soñar dorado,
de tu mirar de cielo,
quiero llenar mi vaso".