Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
UN MAL MOMENTO
Llevaba en la mano un café para una hermana. No había ningún peligro de que se cayese, pues el trayecto era corto e iba seguro. ¿¿Ningun peligro?? De repente me empezó a picar la nariz y al picor le acompañaron unas ganas de estornudar tremendas que... no podía controlar, giré la cabeza al lado contrario al que llevaba el café y:
-¡Achiiiiis!
Creo que todos los músculos de mi cuerpo participaron y, cuando me quise dar cuenta, el escapulario estaba entero cubierto de café. Faltaban un par de minutos para empezar el coro y no me podía cambiar de hábito, así que lavé la única parte que pensaba que estaba sucia. Mientras rezábamos, para no mojarme, retiraba disimuladamente esa parte hacia un lado hasta que se secó.
Pensaba que estaba solucionado, pero, antes de ir a una visita, ¡me di cuenta que la manga también se había salpicado! Otra vez corriendo a frotar y al locutorio con la manga empapada... Imagina la cara de la gente al saludarnos y sentir que algo les mojaba al acercarse...
Cuántas veces vamos con el café para alguien, con esa buena intención y, de repente, la liamos con un "estornudo" del que nos sale una mala contestación, una crítica, un juicio... y con ello salpicamos al de enfrente y a nosotros mismos. Evitamos que se noten las manchas echando un poco de agua, un gesto amable que rectifique y, sin embargo, mojamos y no solucionamos nada, pues después quedó cerco por todas las manchas que había intentado limpiar.
Me di cuenta de que la solución no estaba en combatir las manchas, sino en mirarlas de frente y afrontarlas... ¡lavando el hábito entero sin poner parches!
Cuando te salpiquen tus errrores, tus meteduras de pata, no luches por frotar como puedas para dar imagen de perfecto. Ama tu debilidad, reconoce el estornudo, afróntalo acercándote a todos los que hayan quedado salpicados con una palabra de perdón, un abrazo que restaure... No necesitan ver cómo intentas ser perfecto, sino verte humano, cercano. Con Cristo no se echa una manta por encima, no quedan lamparones... con Él se restaura.
Hoy el reto del amor es que, cuando salpiques de café, pidas perdón. Pídele luz y fuerza a Cristo y no tengas miedo a pronunciar esta palabra y, si puedes, refuérzala con un abrazo. Deja que te defina el Amor.