Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
GRABADO A FUEGO
Como te compartía Joane el otro día, hemos estado personalizando material para una peregrinación de jóvenes. Entre otras cosas, hicimos unas camisetas y, para ello, utilizamos las planchas térmicas, que, con el contacto y el calor, dejan completamente grabado en la tela el diseño deseado.
Y, tras una y otra camiseta, me surgía pensar: "¡Cuántas cosas desearía que se grabasen a fuego en mi corazón...!"
A veces querríamos grabar a fuego en nuestro interior aquello en lo que no queremos volver a fallar, y nos prometemos a nosotros mismos que nunca lo volveremos a hacer... sin embargo, pronto nos damos cuenta de que a cada promesa le sigue su fallo. O las veces en que no caemos en la cuenta de esos pequeños detalles que son los que más llegan al otro, y que desearíamos que nos surgieran espontáneamente. O algo tan importante como sentir la certeza de que el Señor nos ama, que permanece y que siempre se compromete a hacernos felices.
Mientras le daba vueltas a aquello, el Señor me regaló ver dónde estaba el quid de la cuestión. Y es que tenemos la buena intención de querer grabar a fuego todas estas cosas en nuestro corazón, sin embargo, aún creemos que depende totalmente de nosotros.
Es cierto que de nosotros depende el querer, pero el grabado a fuego... ¡Cristo es el único que puede dejar grabado su diseño sobre nosotros!
Recordaba el evangelio de la mujer que estuvo tantos años enferma, que gastó toda su fortuna en cualquier tipo de remedio para procurarse la sanación... pero de nada le sirvió. Y, sin embargo, en cuanto vio pasar a Jesús, supo en su corazón que tan sólo con tocar su manto quedaría sanada. Y así fue: por el contacto con el calor de Su Amor quedó totalmente curada.
Nosotros, como ella, si deseamos esa grabación que tanto necesitamos, tan sólo tenemos que acercarnos al Señor y pedirle que sea Él quien lo haga. Allí, a sus pies, con el contacto y al calor de su Amor, nos dejará la huella imborrable de que Él puede hacer lo que a nosotros nos resulta imposible.
Hoy el reto del amor es pasar diez minutos con el Señor en una iglesia. Acércate al calor, y ve dejando que sea Él quien grabe a fuego todas esas cosas que te gustaría tener siempre presentes.