Imagina mi sorpresa al descubrir que la goma más bien parecÃa un colador: ¡estaba rajada por varios sitios! Pero lo que más me impresionó no fue ver que estaba rota, sino comprobar que, a pesar de la dificultad, el agua tenÃa capacidad de pasar hasta el final, y salÃa un buen chorro de agua. Asà pues, con agujeros y todo, ¡pude regar el huerto!
Al ver cómo se salÃa el agua por las zonas estropeadas de la manguera, me daba cuenta de cuántas veces no soy capaz de ver más allá: me quedo en lo inmediato y, lo que es peor, empiezan las quejas.
Sin embargo, es impresiónate cómo Jesús no se queda en lo inmediato, sino que va siempre a la persona, al chorro de agua. Cuando le plantean un sufrimiento, no ve sólo el mal fÃsico, su cogera o su ceguera, ve su alma, y lo primero que hace es curar el interior.