Los políticos, durante cada verano, aprovechan dando normas e instrucciones que luego repercuten en nuestro próximo curso y no se pueden cambiar. Por eso, especialmente los docentes, debemos movilizar nuestra comunicación a todas las entidades y población respecto de nuestra situación laboral. Porque luego, no es de extrañar, que alguien puede encontrarse que en su centro le están pidiendo recortes, que no use libros o tal o cual recurso, que se dedique a dar de otra forma su asignatura, incluso que no le llaman o tarden mucho en hacerlo, que le reduzcan las horas de trabajo… porque algunos centros, algunas asociaciones de padres, e incluso sindicatos, han hecho mucho daño.
Uno tiene dos opciones básicas frente a un problema de este tipo: preocuparse u ocuparse, ir de francotirador o unirse a alguien que tenga más experiencia, perspectiva y esperanza.
Es lógica cierta tristeza frente a una situación laboral preocupante, se entiende cierto desaliento, incluso ocultar o disimular el problema, pretender enfrentarse con él para más adelante o disfrazarlo. Pero esas otras salidas digamos que no son adecuadas, que no son útiles o más bien pueden complicarlo todo.
Cuando uno ve alguno de estos síntomas del problema en sí mismo o en su entorno, cada vez más cercano, es preciso tomar cartas en el asunto. Es solidariamente saludable hacerlo y no dejar pasar esta ocasión.
Somos algunos los que queremos contar con todos, arriesgándonos personalmente, porque merece la pena hacerlo. Atreverse a lanzar el reto de ayudar a toda la comunidad docente de los profesores de Religión Católica (y monitores de catequesis sacramental) en España no es algo que carezca de riesgos.
El primero ya ha sido asumido, efectuado y digerido: disponer de un grupo de WhatsApp que no prosperó, del 8 al 18 de julio pasados, donde se verificó que un solo canal, no en red, cerrado, sin interactividad diversa para compartir distintos grados o tipos de presencia, con diferentes ritmos de actividad, no es posible una claridad, unidad y comunión deseada entre más de 150 miembros.
Y el caso es que no puedes dar curso a una iniciativa tuya de carácter individual, queriendo captar colaboradores, sin que de alguna manera caiga sobre ti la sospecha que no lo haces del todo bien ni a gusto de todos, ni todo lo democráticamente que pudieras. Lo importante, no obstante, es no quedarse en el suelo vencido por cierta desesperanza, sino levantarse cada día y seguir apostando por la ayuda a los demás compañeros, sean quien sean, piensen como piensen y tengan el nivel o ritmo de trabajo o colaboración que buenamente puedan.
Tal vez quede para más adelante la experiencia de WhatsApp como realizan hoy en día algunas compañías de servicio de atención al cliente, una forma de estar alerta de diferentes actualizaciones del portal web profedereli.es, o como extensión individual para no perder el contacto con compañeros en la periferia externa a las redes sociales.
Disponer de un grupo en un sitio web de redes sociales como Facebook donde poder saludar al docente que desea estar en grupo, ver los recursos y noticias que se van generando, compartir tranquilamente en su escaso tiempo disponible con otros compañeros... puede ser realmente útil, que es lo que todos buscamos.
Además, si podemos contar de una presencia en un servicio de mircroblogging como Twitter, donde también muchas veces importa más lo que se comparte que lo que directamente se comunica de creación propia (por cierto ¿qué es plenamente de propia autoría?) resulta que podemos llegar a interactuar con aquellos que se decantan por una de esas dos, digamos, redes. Aunque también hay muestras transversales, que multiplican impactos, de dar presencia y voz a blogueros y tuiteros católicos en Facebook.
En estos meses de julio y agosto, en varias Comunidades Autónomas, se está orquestando una gran carga política contra la presencia de la religión en el espacio público, y especialmente en lo que se refiere a la enseñanza de la Religión Católica: falta de escucha individualizada, reducción horaria… De las Comunidades Valenciana, Extremeña y Andaluza es de donde se reciben más quejas al buzón de este portal web al que hacemos aquí referencia (trabajo@profedereli.es) la situación laboral de los docentes de Religión Católica en España.
Como no dispongamos de los mejores medios de comunicación entre los docentes para unirnos desde diferentes portales comunicativos (por ejemplo las ideas que vamos recibiendo en comunicacion@profedereli.es), y que sean útiles, claros y prácticos, en orden a conseguir implicar a los padres de los alumnos y a toda la sociedad no vamos a conseguir nada o más bien poco. A final, podríamos acabar con una Constitución Española pisoteada, que pasará de aconfesional a laicista, y unos derechos muy conculcados. Es más que probable que no ocurra tanto, pero la enseñanza religiosa escolar, y la libertad de los padres, quedarían seriamente tocadas como ha pasado en países de nuestro entorno, por ejemplo Portugal.
No se debe librar nadie de su responsabilidad e implicación. A los inspectores de Educación hay que implicarles también en cada centro y ellos, al ser de staff (ayuda, apoyo…) no deberían poner pegas, muy al contrario ver las necesidades de cada centro incluidas las de todos los docentes.
Miremos el futuro con la esperanza mantenida que nos dan las dificultades compartidas, pero bien unidos. Juntos podremos lograrlo implicando a los más posibles y no quedándonos encerrados en nuestra asociación, sindicato o institución, sean del tipo que sean.