SANTIAGO, 10 Jun. 17 / 08:37 pm ().- La llegada de la orden salesiana a la Patagonia a fines del siglo XIX, además de aportar a la evangelización, entregó los primeros y únicos registros visuales de la zona en esa época, por los cuales el mundo pudo conocer el extremo sur de América y sus habitantes.
Las fotografías, y del P. Alberto María de Agostini (18831960) permitieron, entre otras cosas, el estudio de los glaciares del extremo austral del continente americano, así como el de su población nativa.
El sacerdote misionero, documentalista, geógrafo y montañista, llegó en 1910 a Punta Arenas, en el extremo sur de Chile, a los 27 años, para integrarse a la labor misionera de la orden salesiana.
“Las misiones salesianas tuvo dos propósitos principales: civilizar y evangelizar siguiendo el eje de Don Bosco de guiar al hombre a formarse ‘Buen Cristiano y Honesto Ciudadano’”, explicó Salvatore Cirillo Dama, Director del Museo Salesiano Maggiorino Borgatello.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que el P. Agostini manifestara su pasión por la exploración y finalmente su superior, Mons. Fagnano, le dio la misión de investigar la Patagonia.
“Forjó así su de religioso salesiano viendo en su misión la vocación de detectar en ella, más que una tarea la presencia de la grandeza y belleza de Dios”, dijo Cirillo a ACI Prensa.
Por más de treinta años, el P. Agostini exploró los macizos montañosos de Tierra del Fuego y la Patagonia Austral, internándose por los rincones más apartados de la región, entre fiordos, ríos, valles y cumbres.
Para Cirillo, uno de los aspectos sobresalientes de la obra de Agostini fue “su propósito de confirmar desde la realidad los contenidos del sueño descrito por Don Bosco en 1874, que revela la Patagonia en sus riquezas, grandiosidad del territorial”.
En el fondo, fue un esfuerzo por “testimoniar la tierra elegida para asentar las primeras misiones salesianas”.
En esta aventura, De Agostini conoció estrechamente las etnias australes hoy extintas, especialmente los selknam, cuyas fotografías y registros de alta calidad constituyen un testimonio único y de inmenso valor documental y patrimonial.
Cuando los salesianos llegaron a la Patagonia en 1887, el conflicto entre colonos e indígenas por la ocupación de los campos para la ganadería ovina estaba en pleno desarrollo.
“Solo los salesianos con escritos, como fue el caso del P. De Agostini, y con la obras de las misiones aminoraron o retardaron la tragedia de su desaparición (de los indígenas) que resultó ser inevitable”, sostuvo el Director del Museo Salesiano Maggiorino Borgatello.
Entre los logros más importantes de este misionero se destacan sus expediciones a través de la cordillera Darwin al sur de Tierra del Fuego y la primera travesía realizada a la vertiente oriental del gran Campo de Hielo Sur.
Asimismo, el P. Agostini inició el reconocimiento del macizo del Paine, que hoy constituye el destino turístico más importante de Chile y uno de los mejores lugares del mundo para la práctica del senderismo.
En 1943, el sacerdote logró un hito en la historia del andinismo al conseguir ascender el monte San Lorenzo, el segundo más alto de la Patagonia.
Luego de 30 años de exploración en esta zona, el P. Agostini regresó a Italia y llevó al viejo continente todas sus recopilaciones.
En 1955, regresó a la Patagonia y con 72 años logró ascender el monte el más alto de Tierra del Fuego, el Monte Sarmiento.
“Para la ciencia De Agostini sigue siendo el referente de una naturaleza prístina”, sostuvo Cirillo, y “para muchos andinistas que recorren la zona de la cordillera significa emular sus hazañas o enfrentar el desafío de encontrar nuevas rutas”.
El legado del P. Agostini es de un valor incalculable y desde 1965 se le reconoce con un que lleva su nombre, el tercero más grande de Chile, ubicado en la Región de Magallanes y la Antártica Chilena, lugar donde vivió su vocación de sacerdote y explorador.