Giovanni Papini, periodista, escritor, autor de obras que han pasado a la literatura universal. Fue ateo militante y posteriormente se convirtió al Catolicismo.
Para valorar mejor las palabras que siguen, las dictó al final de su vida, cuando, desde hacía tres años, había contraído una esclerosis lateral amiotrófica, o enfermedad de Charcot, que había de desembocar en una parálisis bulbar y la parálisis alcanzó a la laringe y se quedó sin poder hablar.
También se quedó ciego. Sólo una de sus nietas le entendía. Él dictó estas líneas que constituyen una especie de himno a la vida en el que exalta las alegrías que aún le quedaban:
«He perdido el uso de las piernas, de los brazos, de las manos. He llegado a estar casi ciego y casi mudo. Pero no hay que tener en menos estima lo que aún me queda, que es mucho y mejor: siempre tengo la alegría de otros dones que Dios me ha dado. Tengo, sobre todo, la alegría del don de la fe.»
«No hay que subestimar lo que me ha quedado, que es mucho y es lo que hay de mejor: todavía logro gozar de una alegre invasión de sol y de la esfera de luz que irradia una lámpara... Y, sin embargo, estas últimas claridades de una visión anulada parecen ser milagros para un hombre que, desde hace más de veinte años, vive en el terror de la oscuridad perpetua...
»Tengo siempre la alegría de poder escuchar las palabras de un amigo, una historia hermosa, oir un canto melodioso...
»Y todo esto no es nada en comparación con los dones aún más divinos que me ha dejado Dios. Incluso, al precio de luchas continuas, he salvado la fe, la pasión de meditar y razonar, y la luz interior.
»Si pudiera moverme, hablar, escribir, pero si yo tuviera el corazón seco e indiferente, sin fe, sin esperanza, mi desgracia sería infinitamente más terrible...
»Y toda vez que estoy en vena de confesiones, quiero ir más allá de lo verosímil y llegar hasta lo increíble. Se trata de la defensa de los valores supremos.
Siempre he sostenido la superioridad del espíritu sobre la materia.»
Santa Teresita del Niño Jesús escribió: “Mi alegría es cumplir siempre la santa voluntad de mi Jesús, mi único y solo amor. Así, vivo sin miedo, amo el día y la noche por igual.”
Alimbau, J.M. (2017). Palabras para la alegría. Madrid: Voz de Papel.