Como decía Chesterton, cuando el hombre deja de creer en Dios, empieza a creer en cualquier cosa. Y vamos por ese camino. ¿Sabías ustedes que el señor alcalde de la capital de España ha decidido cambiar el nombre de cabalgata de Reyes Magos por la de “Encuentro de las culturas por la paz”? Pues eso, que hay que jo….erse con nuestro amiguito.
 
Vivimos una lucha de poder en el mundo. Se trata de ser el más listo del reino a la hora de inventar estupideces. Ahora que el tribunal de Estrasburgo se ha lucido promoviendo la eliminación de crucifijos, excelentemente aprovechada por Zp y sus colegas, se ha abierto la veda para que vengan los ineptos de turno.
Recuerdo muchas veces, y me río a rabiar, cuando me contaron que en una empresa ponían ceniza por las esquinas porque daba buena suerte. ¿Alguien no ha visto cómo Cristiano Ronaldo daba un traspiés al entrar al campo, el otro día, contra el Barça, sólo para que le diera suerte? ¿Cuántas personas leen los horóscopos? Si supieran el cachondeo que hay entre los periodistas que los redactan en más de un periódico de gran  tirada.
Así vivimos, creyendo una estupidez mayor a cada momento. Y parece que vamos a más en este aspecto. No he investigado, pero igual que existe la iglesia maradoniana, a la que daban publicidad en televisión hace poco, seguro que ya existen cursos de adoración a los cuadernos milimetrados (eh, si no es así, la idea es mía, ¿eh?).
El mundo está deseando creer en algo más allá que sí mismo. Necesitamos creer en algo. Mis vecinos, mi familia, mis amig@s precisan de Jesucristo. ¿Podemos negárselo, teniéndolo en nosotros? Seguro que Gallardón tiene algún católico cerca que le puede hablar de Cristo, la Verdad. Yo no creo que me lo encuentre, pero el Señor me pondrá delante a otros a los que anunciar que Cristo vive y está entre nosotros.

Eduardo Palanca