¿Qué es el amor ilícito? Realmente el amor ilícito no es verdadero amor, tan sólo es apariencia de amor. Es egoísmo, utilitarismo y complicidad, disfrazados de verdadero amor. El verdadero amor conlleva negación de sí mismo y ajustarse a la Voluntad de Dios. Cuando utilizamos cosas y personas para nuestro bien egoísta, estamos pecando de forma múltiple. El verdadero amor a Dios conlleva humildad y sometimiento a la Voluntad de Dios. El falso amor, utiliza para el bien y nos destroza por dentro y por fuera. Por eso San Agustín habla del amador inmundo, ya que ese falso amor hace al ser humano esclavo de las cosas y herramienta del maligno.
San Agustín habla de andamos que nos sostienen y nos llevan hasta Dios. En contraste tenemos una analogía llamada la Torre de Babel. La Torre de Babel fue construida para llegar a Dios mediante esfuerzos humanos. ¿A qué nos llevan los andamios humanos? A pelearnos entre nosotros y a hacer imposible la comunicación. Amando, escalamos los andamios de la Voluntad de Dios. Creando estructuras humanas, complicidades y utilizando a los demás, tan sólo hacemos el juego al maligno. No busquemos otros andamios que la Voluntad de Dios. Todos los demás nos llevarán a callejos sin salida.