Por Jesús Urones y Yasmin Oré
Se dice que la persona que está en peligro de ofender a Dios es porque se encuentra en una situación que lo conduce al pecado; es decir, en circunstancias que suponen para él una facilidad e incitación a pecar. La ocasión próxima de pecado puede proceder de personas que le incitan con su mal ejemplo o de cosas que atraen su voluntad al mal.
Por ello, no siempre debemos pensar que es fruto de malas compañías, también son hábitos o lugares que frecuentamos que nos llevan al mal camino. Para entender esto, podemos poner de ejemplo aquellos amigos que nos invitan a participar de actividades que incitan la lujuria, la embriaguez, la vanidad, etc. o ciertos lugares no recomendables para el católico por su alto contenido de tentación hacia los vicios o pecados de la carne tal como son las discotecas, disco-pubs, tabernas (cantinas), casinos, etc.
Es importante saber, que consentir las ocasiones de pecado, es similar a “amar el peligro”, pues estas poniendo en riesgo tu alma a caer en la tentación. Acercarnos al pecado (ocasión próxima) es dejarnos morder por la serpiente. La Escritura dice:
El corazón endurecido temerá al final el mal, y el que ama el peligro perecerá en él. Eclesiástico 3:27
"Como de serpiente huye del pecado, porque, si te acercas, te morderá. Dientes de león son sus dientes, que quitan la vida a los hombres. "Eclesiástico, 21:2
Por ello, debemos aprender a evitar estas ocasiones, o lo que viene a ser lo mismo “no ponernos en tentación”. La tentación es una solicitud, instigación o estímulo, interior o exterior, para cometer algún pecado. Decimos es interior cuando proviene de nuestra concupiscencia (egoísmo, soberbia, impaciencia, la carne), el apóstol Santiago enseña que: Cada uno es tentado por sus propias concupiscencias, que le atraen y seducen” (Santiago 1,14). Pero también existen tentaciones externas, en este sentido coincidirían con las ocasiones próximas de pecado: Sugestiones del mundo, o del demonio. Muchas de las tentaciones que sufrimos en el transcurso de nuestra vida provienen de las sugestiones e insinuaciones del demonio y del mundo. En este caso la propia escritura nos recomienda huir de lo que ocasionará el pecado:
Y si tu ojo derecho te escandaliza, sácalo y échalo de ti. Porque te conviene que se pierda uno de tus miembros, antes que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te escandaliza córtala y échala de ti; porque te conviene que se pierda uno de tus miembros, antes que todo tu cuerpo sea echado al infierno "Mateo 5: 29-30
Este texto, no debe entenderse literalmente sino la enseñanza que de este se deriva y es que cuando estamos ante una ocasión próxima de pecado, debemos actuar rápidamente evitando todo diálogo con ella o darle gusto, alejándonos de la tentación, en definitiva, cortar toda relación con lo que nos va a generar esa tentación que nos incitará a pecar.
Evidentemente la división en los dos tipos de tentaciones se debe a que existen 3 los enemigos del alma, el demonio, la carne y el mundo. Los tres actúan juntos, nos inducen al pecado y a la condenación, por eso es fundamental conocer quiénes son los enemigos del hombre en su progreso espiritual y su camino de santidad para poderlos hacer frente.
Cuando en teología se habla de “ocasión de pecado”, se suele diferenciar entre “ocasión próxima” y “ocasión remota”. Son próximas las que ponen en un peligro serio y grave; es decir, un peligro tal que prudentemente se ha de temer que hará sucumbir a la persona de quien se trata. Son remotas las que conllevan un peligro ligero, que pide cautela, pero que se supone fácilmente superable.
Ejemplos prácticos de ocasión próxima de pecado:
Pongamos algunos ejemplos de ocasión próxima de pecado: digamos que tengo la costumbre de murmurar sobre la gente, hablando a sus espaldas. Digamos que Dios me da la gracia de arrepentirme de ese pecado, de confesarlo y de sentir un fuerte deseo de romper ese hábito. Para hacerlo, será de ayuda evitar situaciones que tienden a fomentar el chisme (esas situaciones son las “ocasiones de pecado” que estamos considerando). Quizás almorzar en el club de tenis es una situación en la que los chismes tienden a dominar la conversación. O tal vez salir a tomar algo con amigos que tienen esta mala costumbre y nos incitan a ello. Evitar ir a estos lugares frecuentemente o no pasar mucho tiempo con esas personas puede ser una buena elección. Me ayudarían a evitar situaciones (ocasiones) en las que tiendo a ceder a la tentación del chisme.
Otro ejemplo, sé que me entra la tentación por la vista, pues a los hombres la tentación de la carne, del sexo , de la excitación les entra por los sentidos en concreto el de la vista, si yo conozco que tengo esa tentación evitaré comprar revistas que me generen dicha tentación, evitaré ver películas de contenido erótico o sexual, e incluso ir a lugares donde estaré siendo tentado, como son las discotecas, playas, disco-pubs etc.
¿Cómo evitar las tentaciones y las ocasiones próximas de pecado?
Por último, os dejo algunas enseñanzas de sacerdotes que han tratado este tema más ampliamente:
Jose Maria Iraburu :
La tentación hay que combatirla desde el principio, desde que se insinúa. Hay que apagar la chispa del fuego inmediatamente, antes de que haga un incendio. Hay que aplastar la cabeza de la Serpiente tentadora en cuanto asoma, al punto, sin entrar en diálogo, sin darle ninguna opción.
Royo Marin en su obra “Teología de la perfección cristiana”:
Durante la tentación. - La conducta práctica durante la tentación puede resumirse en una sola palabra: resistir. No basta mantener una actitud meramente pasiva (ni consentir ni dejar de consentir), sino que es menester una resistencia positiva. Pero esta resistencia positiva puede ser directa o indirecta.
- a) RESISTENCIA DIRECTA es la que se enfrenta con la tentación misma y la supera haciendo precisamente lo contrario de lo que ella sugiere. Por ejemplo: empezar a hablar bien de una persona cuando nos sentíamos tentados a criticarla, dar una limosna espléndida cuando la tacañería trataba de cerrarnos la mano para una limosna corriente, prolongar la oración cuando el enemigo nos sugería acortarla o suprimirla, hacer un acto de pública manifestación de fe cuando el respeto humano trataba de atemorizarnos, etc. Esta resistencia directa conviene emplearla en toda clase de tentaciones, a excepción de las que se refieren a la fe o a la pureza, como vamos a decir en seguida.
- b) RESISTENCIA INDIRECTA es la que no se enfrenta con la tentación, sino que se aparta de ella, distrayendo la mente a otro objeto completamente distinto. Está particularmente indicada en las tentaciones contra la fe o la castidad, en las que no conviene la lucha directa, que quizá aumentaría la tentación por lo peligroso y resbaladizo de la materia.
Adolfo Tanquerei en su obra “Compendio de Teologías ascética y mística”:
Para vencer las tentaciones y hacerlas redundar en provecho de nuestra alma, hemos de procurar tres cosas principales: 1º prevenir la tentación; 2º pelear con ella valientemente; 3º dar gracias a Dios después de la victoria, o levantarnos después de la caída.